Música negra para gente fina

El grupo vocal Los Angeles Jubilee Singers ya era conocido en España por alguna actuación anterior, y acaso más por sus colaboraciones cinematográficas.Estos cantantes negros rompen agradablemente el estereotipo de los conjuntos gospel. Van de etiqueta, en lugar de salir disfrazados de reverendos o de santos de la corte celestial. Se mueven en el escenario de acuerdo con una estudiada y graciosa coreografía. Aunque cantan con la expresividad adecuada a los géneros que interpretan, no se permiten especiales desbordamientos melodramáticos, que siempre dan tanta vergüenza ajena. Tienen esa vibración que transmiten a la música los intérpretes negros, aunque canten para gente fina.

Su repertorio hay que calificarlo de tradicional, por la sencilla razón de que llevan mucho tiempo haciéndolo. Por lo demás, es ecléctico. En la primera parte, cumplen el precepto de los espirituales, y cuentan esas historias tan estupendas de que quieren estar listos para ponerse la larga túnica blanca, y que el ejército del faraón se ahogó. En la segunda parte comienzan con música africana, que es lo que en el San Juan les salió mejor; siguen con un poco de calypso, género siempre agradecido, y dedican la mayor parte del tiempo a rendir homenaje a compositores negros de nacimiento, como Ellington, o negros postizos, como Gershwin.

El programa termina, cómo no, con When the saints. Pero hasta este When the saints es distinto, bastante difícil de seguir con las palmas incluso para un público como el del San Juan, tan entrenado y que se deja dirigir tan bien. En esa tarea de dirigir coros y público, Albert McNeil resulta pulcro y eficaz, es además presentador educado y sólo discreto pianista.