Moral exultante en la dirección de Coalición Galega

"Fagámonos respetar" ("Hagámonos respetar"). Si alguno de los múltiples eslóganes que se entrecruzan en la campaña gallega expresa, además de buenos deseos, una necesidad, es el de Coalición Galega, que inicia la recta final de la campaña con una moral exultante. Los socios gallegos del proyecto reformista partieron en no muy buena posición de la parrilla electoral de salida: la renuncia de Víctor Moro y la deserción a las filas populares de parte de la organización orensana ("ya lo pagarán", amenazó recientemente Garrigues) daban a Pablo González Mariñas cierto aura de candidato electo por el sistema de "un paso al frente". Además, se presenta por La Coruña, donde el partido tiene una implantación relativa.

Por ello, los primeros pasos de este abogado coruñés ("no es viejo, no tiene gafas, no es médico", lo definieron en un mitin en Betanzos) fueron encaminados a darle contenido al eslogan. Visitó en primer lugar a Eulogio Gómez Franqueira, alma máter del proyecto, y una vez confirmado como el cruzado de la nueva frontera del galleguismo, se internó con su caravana por las comarcas más deprimidas de la zona coruñesa. El estilo escogido llega: pocos ataques a los-demás, nulas referencias a la política extragallega y la promoción de un único producto, "La Galicia que quiere levantar de una vez la cabeza".

Por ello, en Coalición Galega predomina el optimismo. Quizá no sea ajeno a este optimismo el hecho de que acompañen a la caravana Los Tamara, la mítica orquesta gallega que, en los preámbulos de los mítines, reverdece su viejo éxito: "A Santiago voy, ligerito; a Santiago voy, caminando...".