El Vaticano se abstiene
La violencia en el fútbol se ha convertido en una plaga, comparada con la extensión de la droga. Es una preocupación permanente del Consejo de Europa, en el que estan representados 23 países del continente, entre ellos el Vaticano, que se ha abstenido de pronunciarse. "En dos años y medio que llevo en el cargo", aseguró Romá Cuyás, "he asistido a seis reuniones de ministros europeos del Deporte y el mayor tiempo de las mismas se dedica a hablar de la violencia".El pasado 27 de junio se reunieron en Estrasburgo, en la sede del Consejo de Europa, los ministros europeos del Deporte, urgidos por la tragedia de la final de la Copa de Europa de Fútbol, disputada en Bruselas con el trágico balance de 38 muertos. El Reino Unido, impresionado aún por la tragedia de Bruselas, deseó agrandar el problema de la violencia en el fútbol para implicar a toda Europa, con lo que diluyen su culpa. Bélgica también jugó a magnificar la violencia, para borrar sus responsabilidades en el drama de la final de la Copa de Europa. La Iglesia, representada por el Vaticano, a través de dos sacerdotes, se abstuvo de emitir su voto en cuantas votaciones se celebraron. No ejerció su derecho al voto.
La tragedia superó las fronteras estrictamente deportivas. Había que adoptar medidas trascendentes a la disciplina deportiva y con tanta urgencia que se intenta que entren en vigor antes de que la próxima temporada futbolística se inicie en los diferentes países europeos. Estas medidas se refieren a las condiciones del campo: situación, ubicación de espectadores, separación de grupos de aficionados e itinerarios de accesos, salidas y puestos de socorro, y determinadas normas a cumplir, como canalización de la venta de localidades, separación de aficiones, control de entrada, retirada de armas de fuego, presencia de agentes de policía dentro de los estadios y regulación de la venta de bebidas.
Se trata de que estas medidas se cumplan en toda Europa y se impongan como norma legal por todos los Gobiernos europeos.
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