Cantigas galaico-portuguesas a la luz de Valle-Inclán

Las noches del Café Colón.Amancio Prada.

Teatro María Guerrero. Madrid, días 13, 14 y 15 de diciembre de 1984.

Sabiamente iluminado por las lámparas que forman parte de la escenografia del montaje de Luces de bohemia, la obra de Valle-Inclán que representa el Centro Dramático Nacional, Amancio Prada presentó su trabajo monográfico sobre las cantigas galaico-portuguesas, en el que incluye musicaciones de los primeros trovadores, como Bernal de Bonalval, Pedro de Veer, Don Denis o Sancho I, entre otros, y del movimiento del neotrovadorismo de los años cuarenta, cantando a Fermín Bouza Brei y Álvaro Cunqueiro, el último gran juglar gallego.

Muestras de una lírica amorosa de exquisita sensibilidad, tan del gusto del cantante del Bierzo, que le permite juntar su admiración por lo arcaizante y su personal y contemporáneo estilo de la musicación de poemas.

Monográficos

Amancio Prada es aficionado a los trabajos monográficos. Rosalía de Castro, El cántico espiritual de san Juan de la Cruz, las Canciones de amor y celda, sobre poemas del filósofo y escritor Agustín Garcia Calvo, o el mismo Leliadoura, que ahora ha presentado ampliado en directo, son algunos de esos trabajos. En ellos pone su sentido perfeccionista y riguroso, su meticuloso trabajo de compositor e intérprete al servicio de proyectos ambiciosos que suele realizar con ajustada y medida sensibilidad.

Nada desentona en este recital: las melodías, que se ciñen a los textos con sugerente precisión; el acompañamiento, siempre cuidado y exacto; la actitud escénica, de sobrio ascetismo en su contraste de claroscuros.

Tendencia a la frialdad

Si acaso desentona en el concierto de Amancio Prada, una ligera tendencia a la frialdad, presente a veces en cierto manierismo del gesto, en el estatismo de los músicos que le acompañan, con total eficacia, por otro lado, en lo breve y premeditado de sus presentaciones.

Una actuación que movió el entusiasmo del público que abarrotaba el teatro María Guerrero y que marca un punto más en el creciente prestigio cultural de un cantante que toma su oficio sin frivolidades y que ofrece su arte sin concesiones fáciles o adulatorias.