"Ni media palabra"

Dos taxistas interrumpieron ayer sus carreras habituales a causa del atentado. El primero se hallaba apostado en el último lugar de la parada sita en Cea Bermúdez, próxima a la confluencia con la calle de Galileo. "Fueron unos segundos, unos instantes", decía a la cadena SER, suplicando que se mantuviera su anonimato. "El coche a la deriva se quedó medio parado en el centro de la calle de Cea Bermúdez a la altura de donde se encontraba mi taxi. Oí algo así como de seis a ocho disparos y, de pronto, vi que del coche salían algunas personas. Un hombre fue hacia al coche y lo apartó a un lado de la calle para despejar el atasco que ya se había formado. Yo me acerqué y con la ayuda de una mujer los metí en mi coche. El general estaba muy apagado. Se metió dentro por su propio pie, algo sujetado sobre nosotros, pero podía sostenerse. 'Todo el mundo tranquilo, decía, aquí no ha pasado nada. Lléveme al hospital del Generalísimo'. Y no habló más. Ni media palabra. El conductor había perdido mucha sangre dentro del coche y se le apreciaba un disparo en la cabeza. Al general no se le notaba nada. Cuando llegamos al hospital salió también por su propio pie y al despedirnos me di cuenta de que me había dejado la mano manchada de sangre".Germán Díaz Ferreiro, de 40 años, taxista desde hace seis y socio de Radio-Taxi, fue quien primero transmitió el suceso. Transportaba a un pasajero portugués por Cea Bermúdez cuando se topó con el atasco. Todo sucedió en unos instantes. Alguien había apartado el coche acribillado a un lado de la calle. La gente tenía las caras desencajadas. "Pedí permiso a mi cliente y al enterarme de. que un militar -el general Montenegro, porque vimos ese nombre en la carpeta del coche- había sido tiroteado, volví al taxi y llamé inmediatamente por la radio a Antena 3 para que lo supieran".