Respuesta masiva de los vallisoletanos al festival de cine que finaliza mañana

ENVIADO ESPECIAL Mantener el entusiasmo del público por esta XXIX Semana Internacional de Cine de Valladolid que mañana cerrará sus puertas con la entrega de premios y la proyección de El año del sol tranquilo, de Krzysztof Zanussi, que ganó en el último festival de Venecia el León de Oro, es uno de los más rotundos éxitos de la gestión del director Fernando Lara y su equipo. Si bien se puede reprochar un exceso de títulos en la programación, al defraudar en ocasiones la elección de cada espectador (seleccionar una película supone siempre rechazar definitivamente al menos otras dos), la respuesta masiva de los vallisoletanos ha convertido este festival en el más aplaudido de su historia: en solo dos días, por ejemplo, se ha obtenido la misma recaudación que en todo el festival anterior.

En cambio, es perceptible la ausencia de distribuidores y exhibidores. Muy buena parte de los títulos elegidos en las distintas secciones carecen de comercialización en España, aunque sea fácil detectar para varios de ellos claras posibilidades de éxito.

Los comentarios apuntan con entusiasmo los éxitos de esta convocatoria. La primera declaración de la directora general de Cinematografía, Pilar Miró, respecto a que este festival se dibuja como el más serio de cuantos se celebran en el Estado español se apoyará mañana con la presencia del ministro de Cultura, Javier Solana, lo que hace prever ayudas económicas oficiales en busca de un buen festival internacional.

Análisis de Mario Camus

Este rigor se ha manifestado, entre otros aspectos, en el homenaje a Mario Camus. Las proyecciones de su obra completa se han visto prolongadas con la edición de un libro y la celebración de tres mesas mesas redondas (una con críticos, otra con técnicos, y la última con sus actores), es decir, con toda la información posible sobre el trabajo de un realizador cuya presencia en el festival favorece el contacto inmediato con espectadores y periodistas. Y ello, aunque no sea obligado el tono laudatorio. De entre las ponencias presentadas por diversos críticos que valoraron positivamente distintos aspectos de la filmografía de Camus, la del colectivo valenciano Cartelera Turia sorprendió al resumir la trayectoria del autor como la de quien "baila al son que le tocan": "cineasta discreto, mediocre, o, para ser más exactos, de un escaso interés, con una nota media de 0,99 o, lo que es lo mismo, con un evidente suspenso".Contraste de opiniones que como es lógico se amplía también a las películas en competición. La australiana El hombre de las flores, de Paul Cox, que parece haber despertado el interés del jurado, decepcionó a numerosos críticos, menos impresionables por ese lento discurso sobre la soledad y los traumas de un extravagante solitario en la que más importa el tono exacto del color y la luz de cada plano que su densidad interior. O Crackers, de Louis Malle, nueva versión de Rufufú, más celebrado por su carácter de comedia en un festival escaso en ellas que por sus propias calidades.