Cola de 28 horas para conseguir entrada en el Real

Más de cien personas han pasado la noche bajo los soportales del Teatro Real, de Madrid, para poder acudir hoy, a las ocho de la tarde, al concierto de Leonard Bernstein con la Orquesta Filarmónica de Viena. Ayer, a las nueve de la noche, en una lista confeccionada por un grupo de universitarios figura an ya personas. a primera de dicha lista, que a esas horas estaba en el interior en un concierto, había cogido la vez a las dos y media de la tarde. Cuando abran hoy, a las siete de la tarde, la taquilla del Real, habrá guardado cola durante 28 horas y media pa:ra presenciar el concierto."Nosotros hemos llegado a las tres de la tarde", dice el joven que se ha encar gado de hacer la lista, "y pensamos quedarnos toda la noche. Quizá este concierto no lo merezca pero, ya que estamos aquí nos quedaremos". "Esto no es lo normal" dice Carmen Serrano, "pero yo he hecho colas peores. Para ver Tosca estuve tres días y tres noches esperando". Carmen Serrano, ama de casa, miembro de la Asociacion Amigos de la Música, ha conseguido hacerse con el noveno puesto, después de la primera persona de la lista y los siete universitarios que han organizado la lista -todos ellos prefieren quedar en el anonimato.

El Teatro Real, con un aforo de 2.150 personas, había vendido el 90% de sus entradas el 10 de octubre, primer día que puso en taquilla las entradas de venta directa, una vez agotados los abonos, Hoy, a las siete de la tarde, una hora antes de que cormence el concierto, se pondrán a la venta 200 entradas, preceptivas según la ley. Esto quiere decir que, con toda probabilidad, todo el que llegase al Real después de las nueve de la noche de ayer no conseguirá hacerse con una localidad.

Para evitar la reventa, el teatro despachará un máximo de dos entradas por persona. Los aficionados crean espontáneamente estos sistemas de lista para mayor control. "Hemos decidido", dice el joven que apunta los nombres, "pasar lista cada dos horas y que tenga que estar la persona que se ha apuntado o un sustituto".

El propio Leonard Berristein comentó a su llegada a Barajas que era una pena esta situación de cara al concierto, "porque significa que debería existir la posibilidad de ofrecer un mayor número de sesiones, pero ni la orquesta ni yo te nemos más días libres".