La Mafia, en casa

El espectacular asesinato de Raymond Vaccarizi cuando estaba asomado a las rejas de su celda en la cárcel Modelo para hablar con su esposa, que se hallaba en la calle, conmovió a los reclusos. Poco es lo que no se ha visto aún en la Modelo. Pero esto no se había visto. Se ha alcanzado una cota más en el despliegue de poderío de las mafias en nuestra sociedad. (...)Ni la policía española ni la justicia española habían inquietado a los grandes jefes mafiosos, que aquí se sentían más tranquilos que en sus países. Administrar sus negocios y mover sus hilos desde una tierra tan acogedora era, sin duda una tentación.

Pero el timbre de alarma ha venido sonando repetidamente. Y los dos tiros que en un instante han acabado con la vida de Vaccarizi, disparados de noche con escalofriante precisión desde la azotea de un edificio vecino, vienen a colmar la medida.

No queremos aquí más redes de grandes negocios del crimen internacional, sea el tráfico de armas, de drogas, de proxenetismo y otras actividades parecidas. Ésa es la conclusión inmediata. Y si la extradición en tales casos requiriera menos tiempo que el año y varios meses que llevábamos en este caso, tanto mejor. La Modelo tiene ya bastantes peligros para introducir en ella a tan expertos jefes mafiosos, que en un momento se hacen -como en Carabanchel con el mismo tráfico interno de la cárcel. ( ... )

Toda la acción policial será poca para atajar el mal de raíz y en sus principios, si es que en ellos está. Toda celeridad será poca.