Una cierta pobreza
Christine Mielitz es esbelta, joven y bella. Su figura destacaba en la gran ronda final de los saludos, ante los aplausos del público en el Lohengrin, que ha traído a Madrid la ópera estatal de Dresde. Lástima que esos valores personales no consiguiera trasladarlos a la puesta en escena de la ópera que ha dirigido. Se ve cuál es su intención, y no es mala: buscar unos figurines y una escenografía intemporales, pero muy frecuentemente alusivos a la época misma en que Richard Wagner escribió su ópera Lohengrin, con objeto de demostrar que el fervoroso idealista estaba también preocupado con los asuntos de su tiempo y quizá de cualquier otro: la lucha por el poder, la revolución, la contrarrevolución. Los malos y los buenos...El tema medieval, el milagro del Santo Grial y los encantamientos, así como la genealogía del Caballero del Cisne, no encajan demasiado bien con los problemas temporales, pero indudablemente se puede conducir la versión por ahí. El problema que queda planteado es el de la estética. Mielitz y su escenógrafo figurinista, Peter Heilein, se quedan estancados en lo gris y en lo plano.
La mala, vestida de negro; la buena, de blanco... El arranque del segundo acto busca abiertamente el melodrama, se hace algo de película de terror, y la música de Wagner parece, por este efecto, como música de fondo de cine. Los cantantes nunca llegan a ser verdaderos actores, y sus movimientos -en este caso, entorpecidos por la pequeña dimensión del teatro, que es bastante menor del que tienen como sede- no van más allá de lo convencional.
La parte imaginativa es escasa, y el Cisne responde al sentido del futurismo que se podía tener allá por los años treinta. Hay que entender que la ópera de Dresde no es rica, en el sentido de riqueza que damos en Occidente al teatro, y que su inversión se dirige más a la creación de música, a la honestidad más en lo que se refiere al respeto por la partitura, que al carácter espectacular que se trata de darle ahora, sobre todo cuando si quiere ayudar a este género restableciendo su parte de teatro, que había ido siendo desdeñada, y se la lleva, por tanto, a lo espectacular. Idea que ya quiso desarrollar Wagner. Pero no es un problema en este caso de riqueza de materiales: los mismos trajes y decorados podrían llegar a tener una belleza que aquí no tienen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La debilidad del dólar apuntala al peso mexicano en el último tramo del año
Recluidos en un hospital de Cuba: cuando la luz es una cuestión de vida o muerte
La reforma de Milei para transformar la escuela pública: se retira el Estado, avanzan la familia y el mercado
Atentados, elecciones y menos ayuda humanitaria, el desafío en seguridad que recae sobre el Gobierno Petro
Lo más visto
- Así te hemos contado las elecciones en Extremadura | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero necesitará para gobernar a un Vox que crece
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”
- Fernando Blasco, matemático: “Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del Bernabéu”
- Los resultados de las autonómicas en Extremadura, municipio a municipio




























































