Barcos de guerra libios visitan Marruecos

Dos navíos de la Marina de guerra libia efectúan actualmente una visita de amistad al puerto marroquí de Tánger. Los barcos, las fragatas Ibn Hapitha e Ibn Ouf, que llevan a bordo una tripulación de 532 oficiales, suboficiales y marinos, recibidos calurosamente en Tánger, vienen a simbolizar el deseo libio de afirmar su presencia militar en el Mediterráneo, y no dejar ese monopolio a soviéticos y norteamericanos.Resulta, sin embargo, particularmente paradójico que Marruecos, una monarquía conservadora, sea el primer país de la región que acoge y acepta esa visita de unida des navales de un país revolucionario. Ello traduce una reciente e insospechada evolución entre Marruecos y Libia. Aunque nadie parece muy optimista en Rabat sobre el futuro de estas relaciones, por el momento los proyectos entre los dos países son muy ambiciosos, y de cumplirse cambiarían de manera sensible determinados presupuestos políticos y estratégicos de las alianzas de las grandes potencias en la región. Todo arranca de la negativa del rey Hassan II, en julio, a enviar tropas a Chad para combatir la intervención libia, compensada inmediatamente con una suspensión del apoyo militar libio al Frente Polisario. Ni Trípoli ni Rabat se han contentado con ello, y ambos, ayudados por las circunstancias, han ido más lejos; hasta ahora, en los proyectos.

Al contrario de lo que ha ocurrido con la cooperación argelino marroquí que se esperaba tras la entrevista Chadly Benyedid-Hassan II del 26 de febrero pasado, como resultado del viaje de cuatro días a Rabat, en julio, de Muamar el Gadafi, según fuentes marroquíes, Rabat y Trípoli han decidido crear un banco para las inversiones libio-marroquíes, Marruecos va a recibir petróleo libio a los precios privilegiados que se practican entre países árabes, y varios proyectos de construcción en Libia serán encomendados a construdores marroquíes. Como colofón de todo ello, 90.000 campesinos marroquíes irán a trabajar en proyectos agrícolas libios este año.