Anticonceptivos

Viene de la página 13 hace es simplemente mantener bien alto el pabellón de la tradición, la cual, como sabemos, no implica pleistocenismo, sino que está en la base de toda sociedad humana bien entendida, sea del signo que sea. Y lo que la doctrina tradicional de la Iglesia ha mantenido siempre es que los métodos anticonceptivos, las relaciones prematrimoniales, el divorcio, el adulterio (incluso, sí, con la propia esposa, tratándola como un mero objeto de placer) implican por sí mismos una negación, una oposición a la labor divina, una falta absoluta de confianza hacia Aquel que nos cuida con infinita bondad, en definitiva, un desprecio en reconocer a Dios como Dios. Y eso se paga. El señor Verdú ha extrapolado el sentido primero de las palabras del Santo Padre, y ha hecho uso de ellas para ejemplificar, creemos entender, que la religión no es otra cosa que LSD, droga dura.

O se está dentro o se está fuera. Quien no quiera entenderlo (con intenciones rectas se entiende todo), está fuera. No es ésta ninguna amenaza belicista, ni entronca con "las dos grandes potencias". Simplemente, ¡basta ya de nadar y guardar la ropa! ¡Basta ya de herrar y quitar el banco! En una época de sinceridades, es hora de hacer elección, y no de burlarse torpemente de algo dicho con autoridad y verdad reconocida por millones de personas en todo el mundo. Y lo que el Papa ha dicho está bien claro: quien quiera entenderlo y practicarlo ("para quien cree en Dios nada es imposible") que lo haga, quien no lo acepte será cualquier cosa menos católico. Y ¡basta ya de medias tintas! /