Tabaco y drogas, tratos diferentes

Quisiera hacer llegar mi aprobación, con reservas, a los señores del Gobierno socialista por su campaña contra el contrabando y contra la presunta corrupción en la Benemérita. Para que mi aprobación fuera completa, y conmigo la de muchísimos españoles, sería conveniente que se nos informase también de los siguientes puntos:1. Si hay algún pensador o equipo de pensadores trabajando en la elaboración de algún tipo de informe, que explique a la ciudadanía cómo se compagina la severidad contra el Winston y la "despenalización del consumo de drogas, aunque no su tráfico." Personalmente considero que ese decreto de despenalización está dando carta de naturaleza a un tráfico ilegal mucho más pernicioso que el del tabaco, e infinitamente más sucio en sus métodos.

2. ¿Se ha pensado en el desarreglo que a corto plazo conlleva el arreglo del contrabando? Un cuantioso número de personas vive normalmente de él, directa o indirectamente. Y muchos sin saberlo. Y lo hicieron sus padres y sus abuelos, y seguramente lo harán sus hijos y sus nietos. Y no me refiero al gran traficante. Por citar un ejemplo, y quizá el más dramático, ¿de dónde creen los severos socialistas que se aprovisionan buena parte de las ancianitas-vendedoras ambulantes? Y de momento, y que se sepa, a ellas todavía no les ha llegado el cambio en forma de pensión u otra medida protectora.

Cuando se nos aclaren todos estos puntos, o al menos el segundo de ellos, empezaremos a creer que lo que se pretende es reimplantar la honradez. Pero de momento hay indicios que hacen pensar o en una campaña de desprestigio contra instituciones, que es obvio mencionar, o bien una reconversión del sector contrabando para que los del tráfico de Winston cambien al tráfico de drogas, que según parece es un tráfico progresista y bien visto. / Juan Antonio López.