Fuertes exigencias del PSD para gobernar en Portugal en coalición con los socialistas
Socialistas y socialdemócratas portugueses empiezan hoy a negociar la fomación de un Góblerno de coalición. El consejo nacional del PSD acabó por dar un sí lleno de reticencias a la coalición con los socialistas, pero exige fuertes contrapartidas políticas.
Quince días después de las elecciones legislativas del pasado 25 de abril, que dieron la victoria, por mayoría relativa, al partido de Mario Soares, éste fue encargado por la comisión nacional, máximo órgano dirigente del PS, de entablar con el PSD las conver aciones para resolver la crisis política abierta en diciembre de 1982. Por parte de los socialistas, la decisión era conocida de antemano y ha sido ratificada sin problemas.La moción proponía un "acuerdo político, parlamentario y gubernamental de legislatura con el PSD" para la formación de un -Gobierno de centro-izquierda capaz de protagonizar un cambio profundo de política. Y ello, "frente al fracaso de la orientación conservadora de los directivos de Alianza Democrática". La moción fue aprobada el sábado con 72 votos contra 20, y 20 abstenciones.
El referendo a la bases ha arrojado una aplastante mayoria en favor del acuerdo con el PSD: de 34.500 consultados, 7.000, o sea, cerca del 80% de los que respondieron a la encuesta, se pronunciaron a favor de una coalición PS-PSD, contra 2.500 que pre fieren una alianza con los comunistas.
Discusión difícil
Del lado del PSD, la discusión fue más difícil, y sus conclusiones, menos claras. En el consejo nacional, cuyos trabajos se prolongaron hasta altas horas de la noche del sábado y del domingo, la actual dirección, orientada por Carlos Mota Pinto, tuvo que em peñarse a fondo y forcejear, con toda clase de argumentos, para hacer aceptar el principio de un Gobierno de coalición con los socialistas.
Mota Pinto abrió el fuego declarando, en la primera intervención de la reunión, que sería insensato para el PSD escoger ahora la oposición, porque "imperativos nacionales y patrióticos" exigen la formación de un "Gobierno estable", capaz de asegurar el funcionamiento de las instituciones democráticas y de adoptar las medidas urgentes contra la crisis económica.
Sobre este punto, si bien no hubo unanimidad, por lo menos sí se dio un amplio consenso. En cambio, la mayoría de los consejeros, y parte de la actual dirección del PSD, ponen en duda la necesidad y la conveniencia de formar un Gobierno de coalición y prefirieron un acuerdo parlamentario, que permitiría la formación deun Gobierno socialista con apoyo mayoritario en el Parlamento.
En el consejo nacional del PSD, que aprobó la coalición, prevalecieron los argumentos del miedo: miedo a la bancarrota económica, miedo al bloqueo institucional que pueda servir de trampolín para el poder personal del presidente Eanes.
Pero el debate se orientó sobre todo a las condiciones que deben ser exigidas a los socialistas. Y éstas son tantas, y tan graves, que no dejan augurar nada bueno para las futuras negociaciones.
Mota Pinto afirmó que Mario Soares está atado de pies y manos por los resultados del refórénduni dentro de su partido, que le proliffieri cualquier acuerdo con los comunistas: se puede exigir el reparto equitativo del poder, la mitad de las carteras ministeriales, el cargo de viceprimer ministro, la presidencia del Parlamento y gobiernos civiles.
Sus adversarios internos formularon exigencias que van aún más lejos: si es verdad que los socialistas están dispuestos a pagar cualquier precio, ¿por qué no exigir lo que negaron cuando estaban en la oposición, es decir, una nueva revisión constitucional. que modifique las estructuras económicas y el modelo de economía definido por la Constitución revisada en 1982?
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