Barrocos y virtuosistas, con la Orquesta de Cámara Española

Lleno absoluto en el teatro Real para escuchar de nuevo a Salvatore Accardo, esta vez en unión de su colega español Víctor Martín, concertino y director de la Orquesta de Cámara Española. Ya hemos comentado en otras ocasiones cómo gana calidad esta orquesta de bolsillo formada por individualidades de gran valía, pero que deben alternar este trabajo con otras muy distintas dedicaciones.Virtuosismo

Salvatore Accardo y Víctor Martín nos ofrecieron una preciosa versión del Concierto en la menor, para dos violines y orquesta de arcos, de Vivaldi y, otra, virtuosista y plena de sabor popular, de Navarra, suerte de breve rapsodia que Pablo Sarasate dedicó a su tierra natal. Las diferentes personalidades del napolitano y el madrileño (aunque naciera en Elne, Víctor es un madrileño castizo), se aunaron y complementaron hasta alcanzar una unidad superior, muy rica de matices y contrastes, fuertemente expresiva y de un poder de atracción irresistible.

Por su parte, Accardo, lució todas las posibilidades de su técnica virtuosista en las variaciones sobre El carnaval de Venecia, de Niccolo Peganini, cuyo mayor interés reside en el seguimiento de todas y cada una de las "proezas" que el violinista ha de llevar a cabo.

Una Chacona, de Purcell, el Concerto groso en la mayor (op. 6, nº 11), de Haendel y la Serenata, op. 20, del británico Edwar Elgar, lírica, amable y elegantemente burguesa, completaron el programa, defendido por la Orquesta de Cámara Española desde unos niveles interpretativos muy considerables y a través de ejecuciones brillantísimas.