Frank Coppola consigue ser ajusticiado en la silla eléctrica
Frank Coppola, de 38 años, condenado a muerte por el agesinato a golpes de una mujer, fue ejecutado ayer a las 05.30 de la mañana (hora de Madrid), en la prisión de Richmond (Virginia). Hasta última hora se mantuvo la incertidumbre sobre el aplazamiento de la ejecución, pero finalmente el Tribunal Supremo de Estados Unidos, a instancias de Coppola, decidió que se cumpliera la condena.
Toda la jornada del martes fue una dramática carrera contra el reloj entre Richmond y Washington. Por la mañana un juez federal había decidido aplazar la ejecución por estimar cuestionable la constitucionalidad de la pena capital en Virginia. El fiscal general (ministro de Justicia del Estado de Virginia), decidió entonces enviar a dos de sus colaboradores a Washington para obtener del Tribunal Supremo autorización para ejecutar la sentencia dictada en 1978 contra Coppola. El asesino había enviado previamente una carta al juez Warren Burger, presidente del Tribunal Supremo, en la que escribía: "Yo, Frank J. Coppola, solicito por la presente apoyo del Tribunal Supremo de Estados Unidos para que mi ejecución sea llevada a cabo en el día de hoy".
Los ayudantes del fiscal general se entrevistaron con el juez Burger, quien convocó telefónicamente a los restantes miembros del Tribunal, que, por cinco votos contra tres (el noveno juez no fue consultado por hallarse en el extranjero), manifestaron su acuerdo con el cumplimiento de la ejecución.
Coppola ya había manifestado hace meses que prefería morir antes que pasar el resto de su vida en la cárcel. Su muerte recuerda a la de Gary Gilmore, ejecutado el 17 de enero de 1977.
Frank Coppola es el quinto condenado a muerte ejecutado en Estados Unidos desde 1976, fecha en la que el Tribunal Supremo restauró la pena capital.
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