Shultz quiere garantizar la seguridad de Israel y de los palestinos
El nuevo secretario de Estado norteamericano, George Shultz, ha manifestado ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado que "debemos llegar a un acuerdo que garantice la seguridad vital de Israel y las aspiraciones políticas de los palestinos". Shultz comparece ante el Comité para ser confirmado en el cargo en sustitución del dimitido Alexander Haig. La situación en Oriente Próximo y las relaciones Este-Oeste, junto con los vínculos de Shultz con la firma californiana Bechtel Group, con importantes intereses económicos en el mundo árabe, son los principales temas a examen.Las audiencias de Shultz, que se presentan plácidas y sin problemas, contrastan con las celebradas en febrero de 1981, cuando el Comité de Relaciones Exteriores debió confirmar en su cargo a Alexander Haig. Por aquel entonces, decenas de manifestantes protestaron frente al Senado con pancartas alusivas al pasado del general Haig por sus actuaciones en la guerra de Vietnam, en el escándalo Watergate y en el golpe militar chileno.
Shultz, de 61 años de edad y ex miembro de la Administración del presidente Richard Nixon, explicó ante el Comité de Relaciones Exteriores que la crisis de Líbano ponía de manifiesto la urgencia de asociar a los palestinos al proceso de paz árabe-israelí, iniciado con los acuerdos de Camp David. "Debemos llegar a un acuerdo que garantice la seguridad vital de Israel y las aspiraciones políticas de los palestinos", dijo.
Schultz explicó ante los senadores su pasado como vicepresidente de la firma de ingeniería y obras públicas Bechtel, recordando que, una vez en su nuevo cargo, los vínculos serán nulos. Los senadores más pro israelíes del Comité de Relaciones Exteriores preguntaron al nuevo secretario de Estado sobre la posible tendencia más pro árabe del nuevo responsable de la política exterior nortearnericana.
En materia de relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Schultz dijo que, además de las actuales negociaciones para un control de armamentos, Washington y Moscú deben estrechar sus relaciones en una base de reciprocidad. Como buen hombre de negocios, Schultz duda de la eficacia de los embargos comerciales -tema de disputa entre EE UU y Europa occidental por el gasoducto siberiano- como arma de presión política.
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