Moscú considera inadmisible la vuelta al estatuto colonial

La Unión Soviética considera "inadmisible" el restablecimiento del "estatuto colonial" británico en las islas Malvinas, a la par que niega que quisiera sacar algún beneficio de la crisis en el Atlántico Sur.El pasado domingo, el órgano oficial del Partido Comunista de la URSS (PCUS), Pravda, en un largo artículo dedícado al conflicto de las Malvinas, sin mención alguna a la intervención militar argentina, estimó que el Gobierno británico "de forma arbitraria, decretó una zona de guerra alrededor de las islas, intentando así restablecer por la fuerza el estatuto colonial, lo que resulta inadmisible y contradice de forma directa las resoluciones de la ONU sobre la descolonización de las Malvinas".

Por otra parte, la agencia oficial Tass, al rechazar unas recientes declaraciones de Hans Dietrich Genscher, ministro alemán federal de Asuntos Exteriores, en el sentido de que Moscú trataba de sacar provecho de la crisís "estimulando a Argentina", aseguró que la URSS "rechaza el colonialismo y reafirma que toda forma de restablecer el estatuto colonial es inadmisíble, y las díferencias entre Argentina y Gran Bretaña deben ser arregladas de forma pacífica".

La agencia agregó que todo intento de atribuir a Moscú un "interés" en el conflicto británico-argentino es "una falta a la verdad".

En su comentario, Pravda, aseguró que la acción emprendida por Londres es una "nostalgia de los tiempos gloriosos, cuando el Reino Unido extendía sus dominios por los océanos y hacía de la diplomacia de la cañoreras su moneda de uso común".

Esta política significa para el Kremlin "el fracasado deseo del Gobierno conservador británico por disimular los problemas internos del país". Para Pravda, la aventura de Suez en 1956 no ha servido de lección a los tories (conservadores) sobre la "desproporción entre las aventuras belicosas del Reino Unido y el carácter de viejos litigios".

Por todo ello, el periódico soviético, resalta que ante todas estas circunstancias algunos miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE), como Bélgica y Dinamarca, han expresado su preocupación ante las orientaciones del Gabinete de Margaret Thatcher.