La capacidad de narrar, fundamental en la última novela de Marina Mayoral

El novelista Francisco Ayala y el dramaturgo Francisco Nieva presentaron ayer la novela de Marina Mayoral La única libertad, que acaba de publicar la editorial Cátedra. Coincidieron ambos presentadores en señalar la capacidad de contar historias, como elemento fundamental de la novela, y en apreciar esta cualidad en la cuarta novela de Marina Mayoral.Francisco Nieva, que abrió el turno de palabras tras los aperitivos y antes de la comida, confesó su falta de entusiasmo por el género novela y echó la culpa de ello al nouveau roman y en general al experimentalismo francés, en pleno auge en el momento en que el dramaturgo concluía su período formativo en Francia. Frente a la novela-lenguaje, Francisco Nieva reivindicaba "el placer de contar, el placer de narrar", y confesó que prefiere antes que nada que, como en el caso de Marina Mayoral, se le cuente bien una historia, y no que, en frase celebradísima, "el sueño del escritor que sueña cómo tiene que escribir lo que tiene que soñar".

Francisco Ayala que dijo haber seguido de cerca la obra de Marina Mayoral, leída casi siempre en los originales, aseguró que La única libertad es su novela más lograda, que de las anteriores a ésta hay "un salto mortal", y que "se va cumpliendo mi augurio de que en Marina hay una importante novelista". Definió después la novela como "una obra abierta, ajena al experimentalismo, pero en la que numerosas historias se van haciendo a sí mismas con el concurso del lector".

Por fin, la propia autora señaló, tras agradecer la presentación del novelista y el dramaturgo, y la de "su crítico más duro", refiriéndosea su marido, Andrés Amorós, que "La única libertad ha dejado de interesarme ya, una vez que se ha defendido sola, sin premios, que es a lo que estaba acostumbrada, y en plan de competencia adulta, mi cabeza está ya en la próxima. Esta pertenece ahora a los lectores, al público y a la crítica".