Egodelon

Son numerosos los actores que no resisten a la tentación de trabajar tras las cámaras. Algunos, como Paul Newmann, entienden la función del director como un trabajo bien distinto al interpretativo y no necesitan, por tanto, ser a la vez estrellas de las películas que realizan. Otros, como Marlon Brando, supeditan el director a su trabajo como actores y acaban filmando película sólo para su mayor honra y gloria. En este segundo apartado se incluye Alain Delon, que en Por la piel de un policía ha desarrollado, además, los trabajos de guionista y productor, controlando así la totalidad de la obra.El resultado es, como siempre que pesa la vanidad sobre la inteligencia, un empacho de estrella. La cámara gira a su alrededor rebuscando los planos más favorecedores; la estructura del guión se manipula para permitirle un exhaustivo muestrario de su galería de tics; los trajes, los desnudos y hasta los chistes coinciden en mostrarle como galán viril, de éxito, invencible. Todo a su servicio, todo monótono.

Filosofía del autor

Naturalmente, la filosofía última de la película responde también a la de su autor. Una visión conservadora de la vida (y del cine) anega todo el filme, que, sin embargo, consigue sus objetivos. De un lado, el de ofrecer ese recital Delon, y de otro, el de añadir un nuevo título al género policiaco atendiendo a la evidencia de los mejores clásicos. Como en ellos, el enredo queda finalmente aclarado y los héroes, satisfechos; pero, a diferencia de ellos, la anécdota no sobrepasa lo obvio, sin adentrarse, por tanto, en una consideración más compleja (y, generalmente, pesimista) de la realidad elegida. La confusión en sí misma no vale nada; importa sólo por lo que significa. Delon no lo ha entendido así, aunque reproduzca fielmente secuencias de otros títulos de mayor consideración.Nada de esto impide que el público (el público de Delon) siga atentamente las peripecias de Por la piel de un policía. Sólo que celebra más la actuación de la modesta actriz Anne Parillaud, eficaz y divertida, que la del ególatra que la dirige.