No hay aspirantes para el decanato de Filosofía de Oviedo

Con la dimisión de Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía, como decano de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, se abre, según todas las previsiones, un foco generador de fuertes tensiones y conflictos. En estos momentos nadie quiere hacerse cargo del decanato. Álvarez Galmes desempeñará probablemente las funciones de decano hasta la convocatoria de la junta de facultad que habrá de elegir el sucesor.El problema planteado tiene su origen en la aceptación por parte de éste de una junta de facultad ampliada, que da una mayor representación a los profesores numerarios y a los alumnos, cuyas reuniones han sido ilegales, pero toleradas para evitar la convocatoria de huelgas.

En consecuencia, Gustavo Bueno pasó a ser considerado el catedrático más demócrata de todos, pero pronto comprendió que la junta ampliada tomaba un derrotero por el que inevitablemente se convertiría en una junta de orates, en la que, según el propio filósofo marxista reconocía en privado, se discutía durante cinco o seis horas de todo lo divino y lo humano y "algunos confundían el tocino con la velocidad".

Al tratar de corregir la situación creada, Bueno fue inmediatamente acusado de contradecirse y los grupos más progresistas pasaron de elogiarle como superdemócrata a llamarle estalinista y fascista. Una gota vino a colmar el vaso: Bueno decidió incorporar a la docencia universitaria a tres profesores de latín procedentes de la enseñanza media, mediante un procedimiento legal, según el decano dimitido. "Como dos de ellos son de derechas", manifestó un profesor de la universidad, "entonces acusaron al decano de pertenecer a la KGB".

La gran duda planteada ahora está en la decisión que adoptará el decano en funciones al convocar la elección del titular. Si opta por la junta ampliada, varios catedráticos están decididos a impugnarle porque va contra los estatutos de la universidad, y si se convoca la restringida, que es la legal, la huelga está asegurada.