Inflación y deuda externa gravan la economía judía
Israel ostenta, por lo menos, dos récords mundiales poco envidiables en materia económica: el de la inflación y el del endeudamiento externo per cápita. Menájem Beguin es totalmente responsable del primero, mientras que comparte una relativa responsabilidad del segundo con los laboristas, sus antecesores en el Gobierno.Con un 33% de inflación en 1980, el Estado judío superó en las tasas de incremento del coste de la vida a Turquía y a Argentina, situándose a la cabeza del ranking mundial. Para este año, las previsiones inflacionistas apuntaban hacia un 180% o 200% de no haber sido por las drásticas reducciones fiscales adoptadas en marzo por el nuevo ministro de Hacienda, Yoram Aridor, reducciones que han hecho bajar artificialmente el precio de una amplia gama de bienes de consumo.
En cuatro años de Gobierno de Menájem Beguin, la inflación en Israel pasó de un 24%, en 1977 a, un 131% en 1980, según datos del Fondo Monetario Internacional.
Además de la lacra inflacionista, una nueva tara ha hecho su aparición estos últimos años en la economía israelí: el paro. Prácticamente inexistente en 1978, el paro afecta ahora a 65.000 personas, un 5% de la población activa.
El otro récord de Israel es el endeudamiento externo público, que asciende a 17. 100 millones de dólares (1.600.000 millones de pesetas), lo que, dividido por los 3.919.000 ciudadanos israelíes, arroja un endeudamiento per cápita de 43.850 dólares (4.080.000 pesetas), el más alto del mundo. La deuda exterior privada se eleva a 4.600 millones de dólares (427.000 millones de pesetas).
El presupuesto del Estado judío también acusa un déficit apreciable, que las bonificaciones fiscales aplicadas desde hace tres meses por Yoram Aridor contribuirán a agravar, al mermar la recaudación fiscal. La acuñación de moneda con la que se intenta colmar el déficit estatal tiene como primera consecuencia la reactivación de la espiral inflacionista.
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