Guerra de comunidades en Irlanda
En las últimas semanas, EL PAIS ha dedicado algún espacio al problema de Irlanda del Norte. Soy protestante de Belfast y quiero hacer algunos comentarios sobre el artículo de Ian Gibson en la tribuna libre del 9 de mayo. Gibson nos presenta unas cifras sobre la pequeñísima y muy privilegiada clase protestante de la República. Quiero destacar que la clase obrera de Irlanda del Norte es esto, una gente explotada, y no tiene nada que ver con lo que, nos describe Gibson desde un conocimiento tan próximo. El artículo de Gibson y los otros que han aparecido en EL PAIS recientemente omiten que los protestantes del Norte viven en la misma miseria que los católicos. Sí, existía y existe discriminación contra los católicos, y los protestantes se apropiaban de los mejores empleos y casas, etcétera, pero todo ello dentro de la economía de una colonia británica.Las dos comunidades viven en una miseria que es la peor del Estado británico. Gibson nos habla de las buenas intenciones de los británicos. ¡Vaya broma! Al Gobierno británico le interesaba durante siglos tener a la clase obrera irlandesa dividida, y lo fomentaba. Ahora ya no le interesa.
Y esta Irlanda reunificada a que aspira Gibson la quiero yo también, pero una Irlanda democrática (no hablemos ya de socialista) no nos va a ser regalada por el Mercado Común. Va a ser necesaria la lucha para conseguirla. El miedo de los protestantes de que en la República les quiten sus derechos al divorcio, etcétera, es realista. Ni el IRA Provisional se está planteando cambiar la naturaleza confesional del Estado republicano. Así que los miedos de los protestantes son explicables; no corren en la sangre, como dice el señor Gibson./
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