Los restos de una de las víctimas del incendio de Bilbao no se han recuperado

Anoche todavía no había sido recuperado el cadáver de una de las dos empleadas que perecieron, al quedar atrapadas entre las llamas, en el incendio que destruyó totalmente el edificio de cuatro plantas de los almacenes Martín Aldazábal, situados en el número 3 de la calle Tendería, de Bilbao.El cuerpo calcinado de una de las víctimas fue recuperado de entre los escombros, hacia la medianoche del lunes por los bomberos, una vez controlado por completo el incendio, que se había iniciado pasada la una de la tarde. Dado su estado, fue imposible, incluso para sus familiares, la identificación. Se espera que este trámite pueda realizarse por datos comparativos cuando se encuentre el cadáver sepultado entre las ruinas del edificio.

En este sentido, un equipo de quince bomberos trabajó sin descanso durante toda la mañana de ayer. Por la tarde se ayudaron con maquinaria pesada capaz de remover los montones de escombros almacenados sobre la planta baja, tras el derrumbamiento de los pisos superiores.

Testimonios de empleadas

Aun cuando no se ha iniciado la investigación oficial sobre las causas del siniestro, parece confirmado, por testimonios de empleadas del almacén, que el fuego se inició en la instalación de aire acondicionado, situada en el techo de la planta baja. Una de las empleadas declaró ayer a EL PAIS que el sábado por la mañana olieron a quemado y pudieron ver cómo salía humo de la instalación de aire acondicionado, por lo que se avisó a un electricista, que, al parecer, efectuó una revisión.El servicio de Protección Civil de Vizcaya, que desde que se conoció la existencia del incendio acudió al lugar para coordinar los trabajos de los efectivos de bomberos y Cruz Roja, montó en el batzoki (local social del PNV) de la calle Tendería un servicio de auxilio a las familias que fueron desalojadas de los edificios colindantes al siniestrado. Así se consiguió asegurarles cobijo en casas particulares y hoteles. Ayer por la mañana fueron convocados para, en compañía de un equipo de técnicos, revisar cada una de las viviendas desalojadas para comprobar si podían habitarse sin problemas.