El cinturón de seguridad
Hace unos días, conduciendo mi coche por carretera, fui invitado por un motorista de la Guardia Civil a detenerme. El motivo en seguida lo imaginé: ni mi acompañante ni yo llevábamos puesto el cinturón de seguridad. Descenso del coche, «conversación» con el policía, confirmación del motivo, denuncia y multa, finalmente, de mil pesetas. No voy a entrar en detalles concretos ni tampoco a justificarme explicando por qué en ese momento no llevábamos puestos los cinturones. Sí quiero aclarar, y esto es importante para lo que sigue, que estoy totalmente a favor del uso del cinturón de seguridad, que creo que es útil para disminuir la gravedad de las lesiones de un accidente e incluso evitarlas.
Pero debo decir, y este es el motivo de esta carta, que estoy totalmente en contra de la obligación de su uso, y, por supuesto, también en contra de las sanciones que su incumplimiento conlleva. Y ello por dos razones principales, una práctica y otra más de fondo, ambas relacionadas.
Primeramente diré que creo que el llevar puesto el cinturón no tiene ninguna utilidad práctica a la hora de evitar accidentes, daños a otros vehículos o a sus ocupantes. Y que esta parcial inutilidad ya para mí sitúa claramente este «delito» en una órbita diferente a otros en los que sí se ponen en peligro vidas ajenas. De esto y de su ya referida utilidad es de lo que deriva la segunda razón de mi «protesta».
Pregunto quién es quien debe cuidar de uno mismo. Y doy mis respuestas: siempre que no haya daño o riesgo para otros, debe ser cada persona la que decida libremente sobre lo que crea que es bueno para sí, tanto en el terreno de su salud como en otros. Si se piensa que puede no saber elegir, debe aun así tener la oportunidad de hacerlo. No a base de denuncias o multas, que aunque (supongámoslo cierto) tengan cierta efectividad «disuasoria», ésta es conseguida a un alto precio y el individuo se acostumbra a vivir tutelado, cuidado, protegido por otros (policía, autoridades, etcétera) y, por tanto, a alienarse de sí mismo, a ser dependiente, a no ser libre ni persona. /
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