Higiene en los "campings"
Me gustaría que en este nuestro país fuéramos todos exigentes, no en el término impertinente de la palabra, sino en el racional y cívico; es decir, obligar a los demás y a nosotros mismos con nuestras responsabilidades elementales.Una forma de hacerlo es den unciar por la prensa, a ver cuál de ellas, hechos concretos. Otra es denunciarlos a la Administración; yo prefiero la primera, en la segunda no creo.
El día 7 de julio, de vacaciones, me presento en el camping Guadalete (El Puerto de Santa María. Carretera nacional IV, kilómetro 658. Cádiz). Allí y en mi guía reza de primera categoría.
El camping se divide en dos partes: una, la de presentación, junto a la entrada, ltabitable y aun quizá agradable, donde nos di¡ eron que no admitían más plazas; y la otra, donde sí había plazas, la de hacinarniento con un conglomerado de tiendas y caravanas increíble, no se veía desde la entrada, sin caminos para andar con los coches, había que ir muchas veces sobre arena. Aquí no había límite de plazas.
Pero más importante son los aseos. Aquello si que era horrible. A los azulejos, quizá blancos hacía mucho tiempo, les cubría una pátina gris negruzca. Las duchas no tenían alcachofas, para terror de las pieles quemadas, pues caía un chorro de agua; chorro que, después de pagar veinte. pesetas para que saliera templadito, se coi-taba, y es increíble lo fría que puede salir en verano el agua en un sitio así. El suelo, mejor ducharse con zapatillas. En fin, había que hacer equilibrios para no tocar nada de aquello, y nos marchamos a otro sitio.
El día 23 nos vinimos para Madrid urgentemente, pues mi hijo pequeño tenía fiebre de dos días y le empezaban a salir unas, manchas por el cuerpo. Aquí, después de una semana de fiebre alta, análisis y pinchazos, los médicos decidieron que era una infección generalizada por estreptococos. ¿En dónde la había cogido? imposible saberlo.
Ahora recuerdo que la Administración ha anunciado inspeccionar no sé cuántos aseos de locales públicos. Espero que lleguen hasta allí. Los sitios así son un peligro para todos.
Mi moraleja es: antes de poner la tienda, revisa los aseos, para no tener sorpresas./
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