Una vocación contra el desaliento

Marcial Suárez es un escritor con una vocación por el teatro por encima de todos los desalientos posibles, que han sido muchos en una carrera desgraciadamente muy característica: muchos premios, mucha admiración en los círculos íntimos y en los lectores de sus obras publicadas, pero muy pocos estrenos, y no siempre en las condiciones precisas.Probablemente, Las monedas de Heliogábalo es la única estrenada en condiciones normales, en el año 1966: tuvo un éxito de estimación, pero no pudo continuar una carrera de autor comercial.

Aparte de las dos novelas con que inició, recién llegado a Madrid, su carrera literaria (La llaga y Calle de Echegaray) tiene una ingente labor como traductor, comentarista radiofónico, adaptador de televisión de obras dramáticas: en todo este trabajo ha dejado la huella de un empleo minucioso y preciso del lenguaje castellano, cuya pureza y cuya mecánica domina como muy pocos. Su preocupación por los temas sociales y políticos está siempre enfocada desde un conocimiento profundo de la obra de Marx. y de sus epígonos, matizados siempre por la praxis.

Esperemos que esta vez Marcial Suárez estrene con todos los honores correspondientes al Premio Lope de Vega: honores que últimamente están abandonados. Para, esta temporada está programada en el Español -lugar obligatorio del estreno- la obra de Alfonso Vallejo El desguace, que quedó atrasada; para la próxima, la de Fernando Fernán Gómez Las bicicletas son para el verano, y sigue pendiente El engañao, de J. Martín Recuerda. No se sabe aún si la obra de Marcial Suárez seguirá este turno riguroso, en cuyo caso tardaría aún años en ser estrenada.