Bardem: "Habría que recortar los poderes del Ministerio de Cultura"

«Habría que acabar con el poder que todavía conserva el Ministerio de Cultura de impedir la exhibición de las películas que, con un criterio medieval, considera constitutivas de delito», dijo Juan Antonio Bardem, director de cine, en un debate de los profesionales de la cultura sobre la libertad de expresión que se celebró el jueves en la Asociación pro Derechos Humanos.

«En todo caso, si en la película hay algún motivo de delito, es el ciudadano, el espectador, el que debe juzgar y presentar la correspondiente denuncia tal como ocurre en los países europeos», apuntó el señor Bardem. «Esta sería la solución más adecuada, que se vio ya en el Primer Congreso Democrático de los Trabajadores del Cine.»El señor Bardem recordó la doble censura que se ejercía sobre la producción cinematográfica durante el franquismo, mediante la concesión del cartón de rodaje y de la licencia de exhibición por parte de las juntas de censura, que tenían capacidad decisoria para prohibir o modificar el contenido de las películas presentadas.

Juan Antonio Bardem citó entre otros hechos lamentables el caso de El proceso de Burgos como ejemplo de este tipo de censura sutil. «Por ser una película que resulta molesta ha sido castigada económicamente con la privación de la subvención que le corresponde del fondo de protección, un 15 %del ingreso en taquilla», comentó.

La intervención de la justicia militar en el proceso que sigue El crimen de Cuenca o la retención que sufrió su película Siete días de Enero prueban, según el señor Bardem, la subsistencia de los procedimientos franquistas, que encubren una censura económica que actúa favorecida por el sistema capitalista y el colonialismo yanqui del cine a través de los grandes monopolios de la exhibición. «Habría que empezar a reivindicar, junto al derecho de expresión, el derecho de exhibición y difusión de los productos culturales y el derecho de todo ciudadano a elegir libremente entre ellos», afirmó.

El secretario de la Confederación de Artistas Plásticos, Eduardo Arenilla, habló a continuación de los límites de la libertad de expresión en el campo de las artes plásticas, «menos evidentes, pero con los mismos problemas económicos y de difusión ».