Fría acogida del informe sobre la ampliación comunitaria

El «informe de los tres sabios», sobre las repercusiones de la ampliación del Mercado Común a doce miembros, ha sido acogido con frialdad por los jefes de Gobierno de los nueve. Agradecen «calurosamente » a los señores Dell, Marjolin y Biesheuvel su trabajo y, sin pronunciarse en absoluto sobre su contenido, lo remiten al Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, para que lo estudien con más detenimiento.Los «tres sabios» han resultado más europeístas de lo que esperaba Francia, el país promotor del informe, y piden que el Consejo europeo - delegue funciones ejecutivas en la Comisión en determinados casos.

De cara al ingreso de Grecia, España y Portugal, constatan que aumentará no sólo la «pesadez» en la toma de decisiones, sino también los enfrentamientos de intereses de cada país miembro. Se niegan, sin embargo, rotundamente a considerar la idea de una «Europa de dos velocidades», con diferentes status de los Estados miembros. Eso no quiere decir -añaden- que no exista una cierta «díferenciación» en la aplicación de los acuerdos comunitarios según los casos, como ya sucede hoy día, pero siempre con precauciones y de forma aislada.

Desarrollo de recursos energéticos propios

El tema energético también acaparó ayer en Dublín la atención de los jefes de Gobierno europeos. La cumbre de la CEE ha confirmado resoluciones anteriores encaminadas al desarrollo de recursos energéticos propios, desde el carbón a la energía nuclear y los hidrocarburos. Los ministros de Energía de los nueve países miembros deberán adoptar en su reunión del 4 de diciembre una decisión final sobre el cupo de importación de crudos en 1980.

A este respecto, el petróleo británico del mar del Norte ha estado en el punto de mira de los reunidos en Dublín. Bonn, en particular, ha expresado su disgusto por el continuo aumento de precio del crudo británico, que en la interpretación alemana es «un activo, no sólo de Gran Bretaña, sino de toda la Comunidad».