Un joven, muerto al explosionar la bomba que manipulaba
Un joven que, según todas las apariencias, iba a colocar un potente artefacto explosivo resultó muerto como consecuencia de un error o un fallo en la bomba, mientras que otro presunto terrorista, Joaquín Pelegrí Pina, de veinticinco años de edad, estudiante de Biológicas. resultaba gravemente herido, y un tercer componente del comando lograba huir.
Los hechos tuvieron lugar pocos minutos antes de las tres de la madrugada del sábado en la calle Sagués, de Barcelona, exactamente en la parte trasera del edificio que alberga la empresa Autopistas Concesionarias Española, SA. Por haberse producido la explosión justamente ante la boca de entrada de gas del edificio -de unas veinte plantas-, la mayoría de las fuentes consideraban anoche que el fin del atentado fracasado era destruir el citado edificio.
Según testigos presenciales, las tres personas bajaron de un automóvil Seat 850 de color azul, con una C (inicial de Cataluña) y una pegatina alusiva a los países catalanes. El automóvil era propiedad del fallecido, de veintiún años de edad, pero cuya afiliación no fue facilitada por la policía, pese a que fue plenamente identificado gracias a la documentación del coche.
Al lado de los dos cuerpos fueron halladas dos pistolas del calibre nueve Parabellum, abundante munición (muy brillante; es decir, recién salida de fábrica) y gran cantidad de dinero, en billetes de mil. El explosivo era goma-2. Su estallido afectó a gran número de cristales, en particular los de una agencia de viajes colindante.
El estado del herido era gravísimo anoche. Fuentes familiares afirmaron suponerle vinculado a una organización nacionalista catalana de carácter radical, que pasa por tener buenas relaciones con ETA. Una fuente de dicha organización -que fue explícitamente citada por el familiar- manifestó a EL PAÍS que no podía afirmar o negar la militancia de Pelegrí.
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