Tomadura de sangre

Radio Nacional de España repitió varias veces, durante el pasado lunes, día 8 de enero, un llamamiento que pedía sangre del grupo o positivo. El aviso de la radio, envuelto en evidentes aires dramáticos, invitaba a acudir a la residencia sanitaria Francisco Franco o a llamar al número de teléfono que daban a continuación.En vista de que dicho número comunicara en toda la tarde, al final de ella mi mujer y yo acudimos al citado centro sanitario. Cuál no sería nuestra sorpresa e indignación al presenciar una escena que a todas luces revelaba un «montaje» basado en la buena fe ciudadana.

Para una cola que no bajaría del centenar de personas se había dispuesto, en impresionante despliegue asistencial, a dos tipos cachazudos que daban, en su pachorra, la sensación de hallarse embotellando vino en la alhóndiga municipal de su pueblo.

Yo no pido «emoción» alguna que, en el profesional, responda a la que el donante pone en el hecho, para él importante de cederla. Pero sí exijo un mínimo de diligencia y, desde luego, respeto hacia quienes han sido previamente movidos por un llamamiento radiofónico con visos de SOS.

Ante la perspectiva de tenernos que quedar hasta las once o doce de

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la noche, y a la vista de que allí de urgencia no había indicio alguno, optamos por marcharnos. Y la pequeña generosidad que había presidido nuestro viaje de ida se tornó en la sensación de que, una vez más, se nos había tomado el pelo.