Se retrasá la firma del acuerdo con la CEE ampliada

Cuando todo estaba previsto para celebrar la firma e intercambio de cartas que adaptase el acuerdo España-CEE a la realidad actual de la Comunidad amplíada, una polémica entre dos Estados miembros, Italia y Gran Bretaña, retrasa el acto.

En medios diplomáticos se opina que se llegará a un compromiso. De todas formas, si no hay intercambio de cartas durante la jornada de hoy, deberá pararse el reloj para la aplicación de las normas aduaneras que debían extender la validez del acuerdo comercial España-CEE de los seis, en vigor desde 1970, a la actual CEE de los nueve a partir de hoy, 1 de julio.

Un acuerdo entre España y la comisión europea interpretaba que los productos agrícolas exportados hacia Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca continuarían entrando libremente en los tres países hasta el 31 de diciembre. Para entonces debería contarse con un nuevo acuerdo, con concesiones agrícolas para España más generosas que las del acuerdo de 1970.

En la mañana del jueves la delegación italiana expresó sus reservas a mantener la prolongación del statu quo para productos agrícolas españoles, siempre destinados al mercado británico, irlandés o danés, hasta fin de año. Los británicos protestaron, ante los temores de que una aplicación de las reglas de la Europa verde a las importaciones agrarias originarias de España suponga un aumento de precios para el ama de casa británica.

La dureza italiana se interpreta en algunos círculos como táctica. No es ningún secreto que el Gobierno italiano dice y repite que no dará nuevas concesiones agrícolas a países terceros sin previas compensaciones de la CEE para su propia agricultura. La prueba de fuerza que Roma tiene entablada con la comisión de Bruselas y con el resto de países miembros, excepto Francia que defiende idéntica política, se aplica a cualquier estadio de negociaciones con países no miembros de la CEE. Con mayor firmeza, si cabe, cuando se trata del caso de España, que hoy intenta adaptar su acuerdo, pero que mañana planteara la adhesión total a las Comunidades Europeas.

Lo lamentable de la situación es que un problema que España debería haber resuelto hace muchos años -la ampliación de la CEE de los seis a la CEE de los nueve, se realizó en enero de 1973- sigue coleando hasta el último minuto. Hasta que las reglas jurídicas de la CEE obligan a eliminar el statu quo brítánico, que ha beneficiado hasta el momento a la exportación agrícola española, y hasta que la radicalización de los dos países mediterráneos de la CEE se traduce por barreras a toda nueva concesión agrícola a España o a cualquier medida,de favoritismo temporal.