Presentación del violoncellista Schiff

Dos obras de absoluto repertorio llenaron el programa de la ONE confiado al maestro de Brno, Zdnek Macal: la cuarta de Tschaikowsky y el concierto para violoncello, de Dvorak. Bien conocido de todos, por sus frecuentes visitas a Madrid, el director checo, el centro de interés de la tarde residía en la versión que del brillante, lírico y bien escrito «concierto» nos daría Heinrich Schiff. El violoncellista austriaco (veinticuatro años), formado en Viena y, más tarde discípulo de André Navarra, puede exhibir, a pesar de su juventud, un magnífico historial. Como en el caso de muchos solistas actuales, es característica de Schiff la amplitud de su repertorio que igual concluye Haydn, Dvorak que Lutoslawski. Para su presentación en Madrid -¡lástima!- escogió, como era de esperar, la obra de Dvorak. Excelente página, no hay que repetirlo, pero tan frecuentada que habríamos agradecido otro título menos conformista. El sonido que Schiff consigue de su excelente instrumento (un Gagliano de 1781, según informa el programa), la lógica de su fraseo, el colorismo variado, el muy bello «legato», el dominio de los pasajes virtuosistas, todo en fin, demostró la justicia de la buena carrera de nuestro visitante al que los asiduos de los viernes concedieron largos aplausos.