"Ser zona pobre de un barrio rico agrava nuestros problemas"

Valdezarza,Villaamil y La Paloma forman el núcleo pobre de un distrito rico: Moncloa y Puerta de Hierro. Carmen Algora es presidenta de la Asociación de Vecinos de Valdezarza desde hace tres meses, aunque lleva muchos años en el movimiento. ciudadano. Treinta y ocho años, seis hijos. «No tengo ni certificado de estudios elementales.» Ha trabajado en todo tipo de cosas, desde costurera a mecanógrafa.-¿Qué problemas plantea el ser la cola de un distrito noble?

-Muchos porque Moncloa no representa ni mucho menos las cuestiones que a nosotros nos afectan. Esto repercute en el poco caso que se nos hace a nivel de concejal. Quizá por esto nuestra postura es de unión entre las tres asociaciones, dos legalizadas y una en trármite, que formamos el barrio, además de mantener contactos frecuentes con las zonas de El Pilar y Tetuán, Estamos encuadrados en un distrito de índice cultural alto y no tenemos ni un cine, ni un teatro.

-¿Cuál es la postura de los vecinos ante la asociación y ante la figura de una mujer en la presidencia?

-El ser mujer me ha causado algunos problemas, aunque la votación me favoreció. Para algunas personas es difícil asimilar la incorporación de la mujer a la vida, a la lucha por conseguir una serie de reivindicaciones justas. No obstante esto es algo que pasa pronto.

Las gestiones más importantes se llevaron a cabo en los primeros años de la asociación, hace casi diez años. Entonces se abordaban reivindicaciones primarias, estrictamente urbanísticas, y se consiguieron bastantes cosas. La mentalidad de este barrio es bastante burguesa y conservadora. Temen que el plantear cuestiones como la integración en la Federación les suponga perder lo que han ganado; hay un recelo muy grande a todo lo que se

a movimiento ciudadano movimiento obrero, pero la sección joven de la asociación está plenamente con vencida de los pasos a dar en el camino de reivindicaciones más profundas que una farola o una alcantarilla. En los barrios como éste existe un desarraigo cultural y tradicional que hace a los vecinos ignorar un poco el problema en que todos estamos metidos.