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El ‘rock’ de Mastantuono: así es el futbolista argentino de 17 años que iba para tenista y que apunta al Real Madrid

Mientras esperaba para jugar un partido con la selección, Messi pasaba el tiempo mirando un entrenamiento de juveniles y dijo señalando a la nueva perla albiceleste: “Es bueno”

Franco Mastantuono celebra su gol contra Independiente del Valle en la Copa Libertadores.

Sucedió el año pasado, durante una práctica de las selecciones juveniles argentinas en el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en la periferia de Buenos Aires. A la espera de un partido del equipo de Lionel Scaloni, Lionel Messi pasaba el tiempo mirando un entrenamiento de los pibes. El 10 se cuida de emitir sentencias futbolísticas en público, pero esa vez verbalizó, al costado del campo de juego, un elogio que no pasó desapercibido para quienes estaban cerca. “Es bueno”, dictaminó como lo que es, un Zeus de la pelota, señalando a Franco Mastantuono, un mediapunta zurdo, elegante y de gran pegada, entonces un chico de 16 años.

Mastan tendrá 18 a partir del 14 de agosto. Y lo que percibió Messi ya lo comprobaron millones. Mastantuono debutó en la selección argentina mayor, fue el mejor jugador de River Plate en lo que va de 2025 y alcanzó un acuerdo con emisarios del Real Madrid a Buenos Aires al que aún le resta el contrato entre los clubes: cómo se pagarán los 45 millones de euros del pase y cuándo el jugador dejará el plantel de Marcelo Gallardo y se sumará al de Xabi Alonso, si después del Mundial de Clubes o cuando River finalice su participación en la Copa Libertadores, torneo en el que está clasificado para los octavos de final.

Pero en medio de tanto vértigo, a Mastantuono siempre se lo reconoció en los planteles que integró como una especie de chico-viejo, un adolescente extraordinariamente maduro para su edad. Su personalidad atípica en el campo de juego, capaz de hacerse cargo de penales decisivos en el último minuto de un partido caliente, también llega a sus gustos musicales: es un joven que escucha rock&roll.

A diferencia de las preferencias musicales de los jóvenes de su edad, más cercanos al trap, los ritmos urbanos, el reguetón o la cumbia, Mastantuono cultiva sensibilidad rockera: sigue a Las Pastillas del Abuelo —es amigo de su líder, Piti Fernández—, se emociona con Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota —mítica banda argentina—, asiste a recitales de Los Ratones Paranoicos y sube fotos a su Instagram con canciones de Los Rodríguez, el ya disuelto grupo argentino-hispano liderado por Andrés Calamaro. Mientras tanto, acorde a sus 17 años, aún sigue cursando en la educación media: en las concentraciones previas a los partidos de River despliega manuales de matemáticas.

Si Mastantuono parece continuar su vida como si nada, los récords del fútbol argentino lo ven y se asustan, salen disparando: corren peligro de ser atrapados y caer. En febrero de 2024 se transformó en el jugador de River más joven en convertir un gol, ante Excursionistas por la Copa Argentina, con 16 años, 5 meses y 24 días. En abril de ese año llevó ese registro de precocidad goleadora millonaria a la Copa Libertadores, cuando anotó ante Libertad de Paraguay con 16 años, 8 meses y 10 días. Y ya en 2025, también en abril, se erigió con un tiro libre memorable en el goleador más joven de River en un superclásico frente a Boca, con 17 años, 8 meses y 13 días.

Pero River, aún como el gigante del fútbol sudamericano que es, empezó a quedarle chico. El jueves, en la victoria 1-0 del vigente campeón del mundo contra Chile por las Eliminatorias a la Copa Mundial de 2026, Mastan rompió los libros de la selección argentina: ingresó en los últimos minutos —compartió campo con Messi— y quedó registrado como el debutante más joven de la Albiceleste en un partido oficial, con 17 años, 9 meses y 22 días, incluso antes que Diego Maradona y el propio Leo. Su venta al Real Madrid también marcará un récord económico en el fútbol argentino.

Tan diferente a los chicos de su edad que sólo jugó un partido en la categoría de Reserva de River —y ya suma 61 encuentros en la Primera—, Mastantuono es capaz de aplicar variantes en diferentes deportes. Zurdo para jugar al fútbol, en su época de joven tenista empuñaba la raqueta con su mano derecha. Nacido en Azul, en el centro geográfico de la provincia de Buenos Aires —300 kilómetros al suroeste de la capital argentina—, Mastantuono personaliza una excepción a lo que suele ser el origen socioeconómico de la mayoría de los futbolistas sudamericanos. En el contexto de una familia de clase media, hijo de una madre socióloga y de un padre dueño de una escuelita de fútbol, Franco parecía encaminarse a ser tenista, una actividad alejada de los barrios populosos: cuando tenía 11 años estuvo entre los cinco mejores de Argentina.

“Cuando jugaba al tenis, Franco estaba loco. Estaba loco pero jugaba muy bien, tenía muy buena derecha y le pegaba muy fuerte a la pelota. Le gustaba mandar los puntos, controlar la cancha”, describe el tenista argentino Valentín Garay, de 18 años, desde París, donde este viernes fue sparring del líder del ranking mundial, Jannik Sinner, en la previa de la semifinal de Roland Garros que disputó el italiano ante Novak Djokovic.

“Teníamos 9 años y nos enfrentamos en un partido del torneo Nacional en Tucumán (1.200 kilómetros al norte de Buenos Aires). Hacía como 2.000 grados, un calor insoportable. Me ganó 7-5 y 6-0. El segundo set me pasó por arriba, no vi la pelotita. Franco es muy muy talentoso, pero también muy fuerte de la cabeza. ¿Cómo le habría ido en el tenis? Es difícil saber el futuro, pero cuando lo dejó era uno de los mejores del país”, agrega Garay, que esta semana compitió por primera vez en la categoría junior de Roland Garros y ocupa el puesto 1.415 del ranking ATP.

Finalmente, a los 11 años Mastantuono decidió jugar únicamente al fútbol y llegó a River, un club especialista en formar futbolistas creativos y de ataque, un adn alimentado en el pasado por Alfredo Di Stéfano y Omar Sívori —sin dejar de mencionar a La Máquina, una delantera histórica de los años 40— y en las últimas décadas por Ariel Ortega, Pablo Aimar, Javier Saviola y Julián Alvarez, entre tantos otros. De hecho, los únicos registros de pases directos entre River y Real Madrid se circunscriben a delanteros: Eduardo Anzarda y Oscar Más, en la década de los 90, y Gonzalo Higuaín, en 2007. Aunque formado en el club de Núñez, Di Stéfano pasó en el medio por Millonarios, de Colombia.

En su libro Dios es redondo, el escritor mexicano Juan Villoro profetizó: “Si River descubre a un crack, eso significa que está a 20 goles de que lo compre el Parma. El dinero manda”. Mastantuono lleva convertidos la mitad, 10, pero suficientes para que su rock y su pegada viajen al Real Madrid. Messi lo vio antes.

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