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Cristiano: “Pido por el bien del fútbol que le quiten presión a Lamine Yamal”

El capitán de Portugal reclama que dejen “tranquilo” a la estrella de España y el Barça, para evitar que su carrera se acorte por el desgaste

Cristiano Ronaldo celebra su gol contra Alemania en las semifinales de la Liga de Naciones.
Diego Torres

“A mi hijo le gusta Lamine”, dijo Cristiano Ronaldo este sábado. “Tengo un cariño muy especial por España. España siempre ha tenido jugadores entre los mayores talentos. Williams es un gran jugador, Pedri es buenísimo… y el niño [Lamine Yamal] está haciendo las cosas muy, muy bien. El club y la selección le ayudan bastante. Pero les pido que lo dejéis crecer tranquilamente. Hay que quitarle presión, por el bien del fútbol, para que nos dure muchos años. Porque talento no le falta”.

Inexorablemente convertido en el jugador más influyente de una selección con futbolistas que desde hace varias temporadas le superan en condiciones físicas y técnicas, el capitán de Portugal encarna las contradicciones de su tiempo y de su equipo. A sus 40 años queda patente en cada partido que la falta de elasticidad le pasa factura. Pero dado que tanto la federación como el seleccionador le han asignado un protagonismo absoluto, todo lo que hace y dice el goleador más productivo de la historia del fútbol europeo altera el ritmo vital del equipo que este domingo se enfrentará a España en la final de la Liga de Naciones de la UEFA, en Múnich. Por si faltara poco, en Múnich el hombre se apuntó con tono paternalista al sondeo abierto a propósito del próximo Balón de Oro, entre cuyos contendientes se encuentran Dembélé y Vitinha, campeones de la Champions, Lamine Yamal, jugador revelación europeo, y Kylian Mbappé, que interrogado esta mañana sobre su favorito para ganar el premio, se inclinó por su paisano Dembélé. “¿Hace falta explicar por qué le doy mi voto a Dembélé?“, bromeó.

Mbappé se pronunció en Stuttgart en la víspera del partido que le enfrentará a Alemania por el tercer puesto, y en el Allianz Arena habló Cristiano. Acabado el contrato por el cual el Al Nassr le abonó 200 millones de euros desde 2023, su vínculo con la Liga Saudí se extingue. Puesto que es poco probable que renueve con un club en el que no obtuvo ni uno de los 13 títulos por los que compitió, el abanico de especulaciones se abrió de inmediato. Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, advirtió hace unos días que Cristiano negociaba con equipos que disputarían el Mundial de Clubes que comienza la semana que viene. Desde Argentina avisaron que Boca Juniors le había hecho una oferta. Cristiano no lo desmintió, e incluso dijo que había valorado propuestas de equipos argentinos que le invitaban a enfrentarse a Messi en el inminente Mundialito. Pero, de momento, no lo ve claro.

“No voy a pensar demasiado en el futuro”, dijo. “No sé decir una fecha para mi retirada. A lo mejor mañana me levanto y no me apetece jugar más. Ahora estoy disfrutando. Que corra el aire. El Mundial de Clubes es irrelevante en este momento. He tenido bastantes contactos, pero hay que pensar a corto, medio y largo plazo. No iré al Mundial de Clubes, eso lo tengo prácticamente decidido”.

Leyenda del marketing por derecho propio, Cristiano activa la clase de controversias que crean los centrodelanteros cuando envejecen. ¿Hacen goles porque culminan el proceso creativo global, o realmente los hacen porque parasitan en organizaciones que volarían más alto con futbolistas más solidarios y dinámicos? En el entorno de Portugal y, especialmente, en el seno del vestuario del equipo, el debate es intenso. Sus divergencias con Bruno Fernandes fueron evidentes e indisimuladas camino del Mundial de Qatar, en 2022. Las cicatrices no sanaron. Son mayoría los jugadores de la selección que consideran en privado que el equipo jugaría mejor sin su gran espolón de proa, pero no se atreven a manifestarlo en público por temor a la represalia de los poderes fácticos, especialmente de los patrocinadores federativos y el aparato mediático que desde hace décadas envuelve a la figura de un jugador que en Portugal alcanza cotas de prócer. Hace poco una encuesta nacional realizada por la revista Sábado arrojó que los portugueses más importantes de la historia fueron, por este orden, el rey Alfonso I, el escritor Luis de Camoes, el expresidente de la República Ramalho Eanes, y Cristiano Ronaldo, por encima de Vasco de Gama y el Marqués de Pombal.

Popularidad y eficiencia

La popularidad está fuera de discusión. La competencia deportiva, no. Por más que Cristiano empujara el gol de la victoria ante Alemania en la semifinal de la Liga de Naciones, el miércoles pasado, son mayoría los entrenadores, los secretarios técnicos y los jugadores consultados que creen que Cristiano, a una edad que supera con mucho la media de jubilación de su gremio, ofrece mucho menos al equipo de lo que el equipo le brinda a él. Es obvio que Cristiano es el máximo anotador de Portugal en los distintos ciclos. Le ayudan dos circunstancias: es titular indiscutible en el puesto más próximo al arco rival y es el primer lanzador de penaltis. Pero la estadística más valorada por los profesionales, el promedio de goles por minuto jugado excluyendo penaltis, arroja serias dudas sobre su vigencia. En la fase de clasificación del Mundial de 2022, contra rivales débiles la mayoría de las veces, Cristiano anotó 4 goles en 800 minutos, uno cada 200 minutos, mientras que Jota hizo cuatro en 500 minutos, uno cada 130, y Bruno Fernandes convirtió tres, también, uno cada 200, a pesar de ocupar una posición más retrasada. A la hora de la verdad, en la fase final de Qatar, en la máxima exigencia, Cristiano hizo un único gol, de penalti, mientras que Gonçalo Ramos metió tres, uno cada 51 minutos. El patrón se repitió en el ciclo de la Eurocopa de 2024. En la fase de clasificación, Cristiano hizo un gol cada 145 minutos, Jota uno cada 100, Ramos uno cada 90, y Bruno uno cada 140. Llegada la fase final, Cristiano se quedó sin marcar a pesar de que el nuevo seleccionador, el español Roberto Martínez, le hizo jugar todos los minutos.

“Cristiano es un ejemplo de ganas de superación contante”, lo elogió Martínez, esta semana. “Es contagioso. Él no se levanta por la mañana para intentar batir récords. Se levanta sin pensar en lo que hizo el día anterior sino para afrontar cada día como una nueva oportunidad de poner las cosas en su sitio y mejorar. Créanme. Esto es muy difícil de conseguir. Es humano levantarte con menos hambre si el día anterior has conseguido cosas”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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