Vitinha rejuvenece a Cristiano y Portugal es finalista de la Nations League
La entrada del volante del PSG en la segunda mitad desencadena el remonte tras el 1-0 de Wirtz para Alemania
Vitinha regresó a Fröttmaning para poner orden en Portugal. El Karajan del fútbol contemporáneo, el hombre que el sábado pasado levantó la Champions en el campo de las afueras de Múnich, volvió tres días después a pisar la misma hierba en la semifinal de la Nations League que enfrentó a su país contra Alemania. Entró en la segunda mitad, con 1-0 en contra, y en tándem con Bernardo Silva y Conceição llevaron a Alemania al despeñadero. El equipo de Nagelsmann no perdía desde que cayó contra España en los cuartos de final de la Eurocopa de 2024. Ayer se le acabó la racha sin que a nadie le pareciera extraño. Hacía 40 años que Portugal no se imponía a Alemania en su casa.
La deriva es natural. Portugal es el país más rico del mundo en talento balompédico por kilómetro cuadrado. Junto con España, no hay selecciones con más futbolistas brillantes para el juego interior. Sin embargo, Roberto Martínez, el seleccionador, prefiere ser cauteloso. Contra Alemania, el español organizó a su equipo para esperar antes que para presionar. Dejó que Alemania se desplegara hasta pasar la línea del mediocampo, y lo dispuso todo para recuperar cerca de su portería y aprovechar los espacios cedidos al rival. Todo contra la naturaleza de sus hombres más creativos. Todo para favorecer las carreras de Cristiano, a cuyo servicio alineó a dos extremos que se pasaron la primera parte colgando centros. Trincao a la derecha y Pedro Neto a la izquierda. El dispositivo no funcionó.
Gracias a jugadores como Bernardo Silva, Vitinha, João Neves o Bruno Fernandes, el fútbol portugués se eleva hacia la estratosfera. Lo demuestran equipos como el Manchester City o el PSG. La selección, sin embargo, sigue anclada en la dársena de Cristiano. Esperan lluvia de una tormenta que pasó. A sus 40 años, Cristiano ofrece un admirable estado de forma para la liga saudita. Podría funcionar como recurso de segundos tiempos. Un genuino espalha brasas, como dicen en Portugal, un agitador de emergencia. Nada de eso. Roberto Martínez lo emplea como instrumento estratégico. Portugal jugó en función de su viejo capitán la última Eurocopa y las consecuencias resultaron elocuentes. A falta de un año para el Mundial, el equipo no sale de su bucle nostálgico. Contra Alemania se repitió la operación. En mala hora. Si por algo destacan los rígidos centrales alemanes es por su espléndida capacidad para evacuar centros al área. Tah y Koch se lucieron en la primera hora de partido contra Portugal. La lluvia de centros portugueses cayó sobre el tejado de zinc.
De entrada, Portugal controló la situación por inercia. Porque por más que le daban aire en la salida, Alemania sin Musiala carece de imaginación. Bernardo Silva y Bruno Fernandes se bastaron para mantener a raya a un equipo cuya única línea de avance hacia el peligro pasa por ganar las segundas jugadas, apostar por la llegada de los tanques Woltermade y Goretzka, o esperar a que Florian Wirtz se invente algo. Solo un accidente podía inclinar el partido hacia el cuadro local y el planteamiento portugués abonó el terreno a ello. Sucedió en el minuto tres de la segunda mitad. Alemania salió a presionar envalentonada por la charla de Nagelsmann en el descanso. Trincao se dejó sorprender por Wirtz en la frontal del área, y el mediapunta abrió el juego a Kimmich, que le devolvió un globito. Wirtz cabeceó con toda la delicadeza imaginable, como un gato, y la pelota entró llorando en el palo más lejano.
La urgencia obligó a Roberto Martínez a mandar un cambio de registro. Portugal comenzó a presionar a los limitados centrales alemanes, Wirtz no dio abasto, y las entradas de Vitinha y Chico Conceição completaron el vuelco. Pasada la hora de partido Conceição recibió un pase de Dias en su campo, clavó a Gosens con el control y se fue por el medio antes de cachetear el balón con el empeine del pie izquierdo. Envió un misil a la escuadra. Fue el empate.
Minutos más tarde, Vitinha activó a Mendes en el carril central y el lateral dejó solo a Cristiano para que empujara el 1-2 que decidió el pase a la final. A sus 40 años el hombre sigue rabioso por meter goles. Con Vitinha puede mantenerse vigente diez años más.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
