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GP Las Vegas | Brown devuelve el lustre a McLaren: Norris y Piastri, en la recta final de un Mundial que probablemente se quedará en Woking

El californiano domina todos los escenarios, del túnel de viento a las salas de juntas, y ha llevado a sus dos pilotos a pelear por el título. Lando saldrá desde la ‘pole’

Oriol Puigdemont

A Zak Brown le gusta decir que su trabajo es resolver líos ajenos. Lo verbaliza con una media sonrisa que no deja claro si habla en serio o en broma. Aterrizó en McLaren a finales de 2016, y el equipo de Woking era eso: un lío. Nada que no fuera irreparable, como se ha podido comprobar después, pero sí un conglomerado de elementos con mucho potencial, pero que no encajaban con el ADN de una marca con más historia que presente. La herencia de Ron Dennis, tan admirable como asfixiante, comenzaba a hacerse plomiza en el Technology Centre, donde hacía demasiado tiempo que no se celebraba nada.

Hoy el Mundial parece encarrilado para que uno de sus pilotos, Lando Norris, le sirva a McLaren su primer título de pilotos en 17 años. El líder del certamen sumó su séptima ‘pole position’ en un circuito de Las Vegas congelado por las bajas temperaturas (11 grados en el ambiente) y en el que la lluvia que complicó todavía más la vida a unos pilotos que las pasaron canutas para mantener los coches sobre lo negro. Verstappen arrancará el segundo; Carlos Sainz, pletórico con Williams, lo hará el tercero y Alonso, el séptimo, por detrás de Piastri, con el otro McLaren, que se clasificó quinto.

Brown llegó a Woking con la etiqueta de hombre de negocios, procedente del mundo del marketing y los patrocinios, pero con la sospecha de si esa experiencia era la adecuada en un ecosistema en el que los trajes más valiosos son los ignífugos. Sin embargo, él entendió a la primera que en la Fórmula 1 moderna se gana tanto en el túnel de viento y en la pista como en las salas de juntas. En estos diez años, el californiano ha demostrado que domina ambas latitudes. Ha sabido dar sosiego a una estructura que, hasta su aterrizaje, vio pasar a cinco jefes en un lustro, con un bagaje de un solo triunfo (Monza 2021) en nueve años. “Cuando llegué, me di cuenta de que había mucha paranoia en la fábrica, y muy poca transparencia. Nuestros fans estaban cabreados con nosotros, los patrocinios, por el suelo, y los resultados en pista, pésimos. Lo bueno era la marca”, afirmaba Brown esta misma semana, en el podcast High Performance (Alto Rendimiento).

El primer movimiento fue el más doloroso: romper con Honda. Durante tres temporadas (2015-2017), el matrimonio entre ingenieros británicos y motoristas japoneses fue más un ejercicio de contención diplomática que una alianza técnica. En 2017, Brown aceleró una ruptura que permitió a McLaren respirar. No solucionaba nada de inmediato, pero cortaba la hemorragia. Después vino Renault (2018 y 2019 y 2020) y luego Mercedes (2021); una transición que no devolvió la gloria instantánea, pero sí la estabilidad, palabra tabú en aquellos años.

El segundo paso fue estructural. La promoción de Andrea Stella, un ingeniero que antes de Fernando Alonso trabajó con Michael Schumacher, transmitió credibilidad a una tropa que recibió al italiano con los brazos abiertos por su carácter templado y dialogante. Paralelamente, Brown impulsó inversiones que parecían imposibles en una era de austeridad regulada. El nuevo túnel de viento, inaugurado a finales de 2023, simbolizó ese renacimiento silencioso. El equipo llevaba más de una década alquilando instalaciones ajenas (Toyota). Algo así como si un chef con estrella Michelin tuviera que improvisar en la cocina de casa del vecino. Luego llegó la renovación del simulador, como paso previo al tercer pilar: el zarandeo en el área deportiva.

Brown combinó su experiencia en el área comercial con su alma de corredor —lo hizo años atrás, en Estados Unidos—. Apostó por Lando Norris (2018), un talento de la casa. Al joven británico le acompañó Carlos Sainz (2019 y 2020), y Daniel Ricciardo (2021 y 2022), que no salió bien, antes del robo de Oscar Piastri a Alpine. El despegue definitivo que confirmó la infalibilidad del método llegó a mediados de 2023, después de una milagrosa actualización del monoplaza, precisamente en Silverstone. La cuarta posición en la tabla reservada a los constructores de aquel curso dio paso al primer título en 16 años, en 2024. Solo la magia de Max Verstappen impidió que Norris firmara el doblete, algo que muy probablemente sí logre este 2025. En función de lo que ocurra esta noche en Las Vegas (05.00 de la madrugada, Dazn), el corredor de Somerset ya podría tirar el confeti la semana que viene, en Qatar, penúltima parada de un calendario en que los bólidos papaya han validado la apuesta de Brawn y de una reconstrucción que no ha sido épica, sino paciente; poco vistosa, pero eficaz.

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Sobre la firma

Oriol Puigdemont
Tras licenciarse en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, entró en la sección de Deportes de EL PAÍS en 2005 para cubrir el Mundial de MotoGP, en plena efervescencia por la irrupción de Dani Pedrosa, y de otras disciplinas de motor, como el Rally Dakar. Desde 2010, año en que Fernando Alonso fichó por Ferrari, se encarga de la Fórmula 1.
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