Por qué Benjamin Védrines ha realizado el mejor tiempo de ascenso y descenso al Mont Blanc y no ha batido la marca de Kilian Jornet

Los alpinistas no hablan de récords, sino del valor de una ascensión y de cómo mejorar lo establecido. El alpinismo bebe del pasado, y sus actores del presente se comparan con sus predecesores para medirse a las montañas de forma más ética, pura y comprometida. Por esta razón, y para que el juego de escalar no se convierta en atletismo, resulta peligroso referirse a una ascensión calificándola de récord. El sábado pasado, el francés Benjamin Védrines completó el trayecto de ida y vuelta desde la iglesia de Chamonix hasta la cima del Mont Blanc en 4 horas y 54 minutos. Nadie ha subido y bajado tan rápido en la historia del techo alpino. Muchos medios se apresuraron en señalar que Védrines había batido, por tres minutos, la marca, que databa de 2013 y que pertenece a Kilian Jornet. Pero no es así: los tiempos son correctos, pero no coinciden los métodos empleados para medirse al desafío.

Hace doce años, Jornet completó el largo trayecto de ida y vuelta (unos 34 kilómetros en total y cerca de 4.100 metros positivos) a pie, combinando la carrera con la marcha. Védrines, en cambio, utilizó esquís de montaña en una parte del trayecto tanto para subir como para bajar. Ambos alpinistas se conocen, se respetan y tienen un gran afecto mutuo. De hecho, Kilian fue de los primeros en felicitarle. Consultados ayer por teléfono, ambos coinciden en señalar que sus tiempos de referencia en el Mont Blanc no pueden ni deben ser comparados. Kilian Jornet señala, de entrada, que “para que se pudiese hablar de récords en montaña sería preciso que los intentos se realizasen bajo las mismas condiciones, que hubiese una carrera organizada. Si no, lo más adecuado es hablar de FKT (Fastest Known Time o mejor tiempo conocido) y aquí hay que hablar del contexto: si está hecho con o sin asistencia, si es con esquís, corriendo… Yo creo que es indudable que Benjamin ha logrado el tiempo más rápido en el Mont Blanc, una montaña en la que los tiempos que se pueden lograr corriendo o con esquís no son comparables pero sí que resultan muy, muy parecidos porque la parte de glaciar no se va mucho más rápido andando, pero sí que se gana tiempo esquiando ladera abajo y, después, para el final es más rápido andando. Pero lo más correcto es hablar de dos marcas diferentes: una con esquís y otra a pie, dejando claro, además, si ha habido o no asistencia, así el relato queda contextualizado”.

Benjamin Védrines consultó con Stéphane Brosse y Pierre Gignoux, autores del primer FKT en 2003 (5 h y 15 minutos) qué era ético y qué no lo era a la hora de medirse a su registro: podía contar con depósitos de alimento o material y tener la traza abierta por otro esquiador. “La ética es importante, por eso digo a todo el que me pregunta que yo no he batido el récord de Kilian, sino que he batido la marca con esquís. Ahora, lo siguiente sería medirme al tiempo de Kilian a pie… pero no tengo aún una fecha en mente. Es un reto muy complicado. Pese a todo, pienso que si todo discurre sin incidentes, se puede rebajar el FKT hasta las 4h30”, observa el francés. Su recorrido no estuvo exento de miserias: rompió un bastón, sufro una congelación parcial en un ojo debido al fuerte viento, se torció el tobillo cuando le quedaban 800 metros de desnivel negativo y su zapatilla se desintegró cuando ya veía la iglesia de Chamonix. En 2013, el compañero de Kilian, Mathéo Jacquemod, cayó en una grieta “lo que nos hizo perder un cuarto de hora. Yo creo que sin percances, se puede rebajar el tiempo y acercarse mucho a las 4h30”, conviene el fundador de NNormal, antes de reconocer “que lo importante es que otros se interesen por esta práctica, como Jack Kuenzle, el propio Benjamin o Élise Pontet”. Precisamente, esta última atleta francesa logró el FKT con esquís una semana atrás, parando el cronómetro en 6 horas y 54 minutos, 31 minutos menos que la marca fijada en 2023 por la francoamericana Hillary Gerardi, Jornet invirtió 3h30 para alcanzar la cima, por 3h52 del francés, que fue más rápido en el descenso: 1h02 contra 1h27.

“La verdad es que no me he entrenado específicamente para medirme al Mont Blanc. De hecho, el tiempo de referencia de Kilian me causaba un respeto enorme. Lo decidí sobre la marcha porque tuve que cancelar una expedición al Denali. Y como no había entrenado el descenso, al día siguiente tenía los cuádriceps destrozados, con unas agujetas terribles”, ríe Védrines autor del FKT en el ascenso del K2 (11 horas), del Broad Peak (7h28) y de la travesía con esquís Chamonix-Zermatt (14h54). El alpinista de The North Face arrancó desde la iglesia de Chamonix portando en su mochila esquís y botas que usó en la parte glaciar para volver a portearlas en la parte sin nieve del descenso. En este ámbito particular, el inconveniente del peso queda compensado por las ventajas del deslizamiento.

El afán por escalar y regresar de una montaña de referencia como el Mont Blanc no es un asunto nuevo. Existen registros de tiempos desde que el guía de montaña Jean Michel Cachat, conocido como el gigante, subió y bajó en 23 horas en 1787, firmando la segunda ascensión de la mítica cima.