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Remco Evenepoel: “Solo quiero intentar volver a ser el mejor, y trabajaré para ello”

Entrevista con el campeón olímpico belga antes de la temporada en la que desafiará a Pogacar desde el Red Bull, su nuevo equipo: “Aquí solo tengo que centrarme en la bicicleta, entrenarme y ganar carreras”

Remco Evenepoel

Ha cumplido solo 25 años y tiene un palmarés que haría feliz a cualquier ciclista: campeón del mundo y ganador de una Vuelta a España a los 22, doble campeón olímpico a los 24, tres Clásicas de San Sebastián, dos Liejas. Remco Evenepoel lo repasa y, ciertamente, está orgulloso, pero no puede evitar un matiz de frustración. Él, que a los 18 años fue considerado el mejor júnior de la historia, y ganaba cualquier carrera, hasta los Mundiales más duros, por KO, cuando ascendió a profesional a los 19 chocó con el mejor corredor de la historia quizás en términos absolutos, Tadej Pogacar, y contra la alta montaña del Tour de Francia, su aspiración máxima. Cansado de ser el niño mimado del ciclismo belga, y el más presionado, en verano decidió dar un giro a su carrera. Fichó por un equipo alemán que ni siquiera le garantiza ser líder único en la grande boucle. “Gracias a Red Bull, en este equipo hay un presupuesto mayor, hay mucha más gente y más medios que en el Soudal. Túnel de viento, especialistas en todo…”, dice el belga en su presentación, en una masía de Mallorca, con el Red Bull-Bora, sudadera neutra, sin marcas publicitarias. “Yo solo tengo que centrarme en la bicicleta, entrenarme y ganar carreras”.

Pregunta. ¿Toparse con Pogacar es una broma del destino que a usted le había prometido lo más grande?

Respuesta. Y no solo me topé con Pogacar… Mathieu, Vingegaard, Van Aert, Roglic… No ha habido en la historia muchas generaciones en las que se hayan juntado tantos buenos ciclistas. Por supuesto, siempre hay ciclistas muy especiales, como en el pasado, Peter Sagan, Philippe Gilbert, Valverde… Todos ellos tenían un gran nivel, pero ahora además tenemos a alguien tan especial como Tadej… Cada ciclista es especial en sí mismo, pero está claro que él tiene algo más que todos los demás…

P. ¿Le frustra estar siempre a su sombra?

R. Bueno, para mí es más bien una motivación para trabajar para ganarle, porque, por supuesto, el equipo espera que gane carreras y me paga para ganar carreras… Mi trabajo es mejorar cada año y llegar a su nivel para, al menos, intentar ganarle. Si sale bien, mejor. Si no, hay que aceptarlo y seguir adelante. Pero, por supuesto, no me desmotiva ni me entristece ni me enfada…

P. Debió de ser difícil pasar de ser el mejor a encontrar a alguien que quizá sea mejor…

R. Es difícil, por supuesto, porque quieres ganarle y mejoras, pero él también está mejorando, y tú mejoras más… El nivel se vuelve altísimo, pero intento no estresarme demasiado por ello y simplemente hacer lo mío, intentar mejorar en todo. Solo quiero intentar volver a ser el mejor y, sí, trabajaré para ello.

P. Topó con Pogacar, chocó con el Tour y, además, sufrió una caída terrible en el Giro de Lombardía en agosto de 2020 en la que se rompió la cadera. Eddy Merckx sufrió a los 24 años una fractura similar y siempre dijo que aquello perjudicó para siempre su capacidad en la montaña, que solo podía escalar sentado en el sillín. ¿Usted siente algo similar?

R. Puede que sí, puede que no. Yo tenía 20 años, era superjoven entonces, y seguramente perdí muchos meses de progresión. Quizás sería mejor aún ahora si no hubiera tenido ese accidente, pero es el pasado, y nadie puede cambiarlo. Pero también creo que incluso después del accidente seguí teniendo algunas temporadas muy buenas.

P. Estuvo mucho tiempo fuera de la circulación mientras otros ciclistas progresaban y crecían…

R. Me llevó un año volver a un nivel muy bueno, pero creo que realmente no cambió mucho porque seguí obteniendo muy buenos resultados, muy buenas victorias. O sea, podría haber sido peor, eso es seguro, así que estoy contento de seguir montando en bicicleta. Es algo que está cerrado y ahora solo puedo mirar hacia adelante.

P. ¿Pero no cree que sin la caída sería ser mejor escalador en las subidas largas?

R. Sí, probablemente mi forma general sería mejor porque perdí ocho meses sin montar en bicicleta. Es enorme. Pero ya no puedo pensar en ello. Estoy en el presente. Probablemente, sería un ciclista un poco diferente y tal vez tendría otro palmarés, pero no voy a llorar por el pasado.

P. Su llegada al WorldTour a los 18 años supuso una revolución, el inicio de una moda que hace que todos los chavales quieran llegar a lo más alto antes de cumplir los 20…

R. Es complicado opinar porque no quiero parecer arrogante, pero es que... Cuando era junior, yo ganaba todas las carreras. Fui campeón de Bélgica, dos veces campeón de Europa, dos veces campeón del mundo... Yo era algo, pero veo ahora a algunos jóvenes de la categoría júnior que cuando ganan dos o tres carreras piensan que ya están listos para convertirse en profesionales, y creo que no es así. A los 17 yo ganaba mis carreras con cinco, seis, 10 minutos de ventaja. Estaba a un nivel muy alto. Era mucho mejor que todos los demás júniors. Con eso y todo, todavía dudaba de si debía saltar a profesional. Y ahora, si un joven gana una sola carrera, ya piensa que está listo.

P. ¿Tiene algún sentido esta locura juvenil?

R. A mí me da un poco de miedo. Mi compañero Lorenzo Finn, por ejemplo, es un buen ejemplo de lo contrario, un joven brillante que elige quedarse un poco más en la categoría sub-23 porque quiere progresar. Creo que alguien así puede tener una carrera más brillante que alguien que gana dos o tres carreras y quiere pasar directamente al profesionalismo. Es peligroso que algunos se pasen al profesionalismo demasiado pronto... Y no hay que olvidar que yo en mi primer año gané en San Sebastián, fui campeón de Europa de contrarreloj… Llegué ganador.

P. Y de qué manera. Recuerdo la Clásica de San Sebastián de 2019. Escapado en solitario muchísimos kilómetros…

R. Sí, exactamente, todo Movistar me perseguía y no me alcanzaron, y yo tenía 19 años, así que creo que ese día demostré que estaba listo para dar el salto al WorldTour, pero algunos chicos más jóvenes quizá piensan demasiado pronto que están preparados porque dan buenos vatios en los entrenamientos o en los test, pero al final lo que cuenta son las carreras. Puedes ser campeón del mundo en una prueba en el laboratorio, puedes ser tan bueno como quieras, pero si no ganas ninguna carrera, significa que quizá no estás preparado para ser profesional, y esto es algo que a veces me asusta un poco de los chicos jóvenes, que quieren ir demasiado rápido.

P. Pero también los equipos entran en una competencia feroz por fichar juveniles que creen prodigiosos…

R. Exacto. Así que tienen mucha presión muy pronto y, en algún momento, en su cabeza, explotarán porque tienen que estar en la cima desde muy jóvenes, aunque no estén preparados física y mentalmente para ello.

P. ¿Fue su abandono el pasado Tour ascendiendo el Tourmalet el momento más bajo de su carrera?

R. Fue una gran decepción, pero no tanto, porque sabía antes del Tour que no estaba tan bien como el año anterior, cuando fui tercero. En el fondo, fue lógico. Después de romperme el hombro en invierno solo volví a entrenar en febrero. Me perdí muchos meses, así que fue normal que tuviera altibajos.

P. El Tourmalet es su montaña maldita. También sufrió allí un gran desfallecimiento en la Vuelta del 23…

R. Y para mí este año fue más fácil de aceptar que en la Vuelta. Pero creo que todos esos momentos del pasado me hacen más fuerte. Cuando abandono una carrera, estoy triste durante uno o dos días, pero después ya miro hacia adelante y me concentro en la siguiente. Y, mire, después del Tour conseguí muy buenos resultados [segundo tras Pogacar] en el Mundial de Ruanda, en el Europeo y en Lombardía… Creo que esto es algo que he aprendido del pasado: cuando algo sale mal, hay que olvidarlo y centrarse en lo siguiente.

P. ¿Cuándo decidió dejar al Soudal y la protección casi paternal de Patrick Lefévère?

R. Ya antes del Tour, en junio, después de la Dauphiné. Pasé muchos años estupendos con Patrick. Le estoy muy agradecido por todo lo que hizo por mí. Pero llega un momento en el que sientes que ya no mejoras más y necesitas algo nuevo. Y aquí he encontrado a mucha gente que quiere que mejore. Recibo aportaciones de todas partes, desde el equipo de medios de comunicación hasta los ingenieros, los entrenadores, los nutricionistas, los chefs, todo. Me han ayudado mucho a convertirme en una mejor versión de mí mismo.

P. ¿Goza de la misma capacidad de decisión, de elección?

R. Sí, hablamos mucho sobre lo que queremos y no queremos hacer. Todos decidimos lo que es mejor para el ciclista. Esto es algo que me gusta mucho y que realmente necesitaba, que todos decidamos juntos lo que necesito y lo que voy a hacer.

P. Por un momento se rumoreó que en 2026 haría el mismo programa prácticamente que Pogacar, clásicas y Tour. Finalmente, decidió hacer solo Lieja y pruebas por etapas cuando los aficionados se frotaban las manos pensando en un cara a cara con el esloveno en Flandes, por ejemplo…

R. No cambio por él. Si Tadej está ahí, no voy a huir, porque él también es solo un corredor. No, no me da miedo que él esté en la salida para competir contra él. Sencillamente, tomamos una decisión sobre lo que es mejor para mí, sin más. Así que, cada vez que me encuentre con él en la carrera, competiremos e intentaremos ganar. Creo que es bueno vernos varias veces durante la temporada.

P. Todos le esperamos en Lieja, la única carrera en la que le ha derrotado…

R. Siempre. Será muy bonito tener una buena batalla, ambos en muy buena forma en Lieja… Qué bueno un duelo como el de Bartoli y Vandenbroucke en La Redoute en 1999… Y yo seré Vandenbroucke, claro…

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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