Ledecky agranda su imperio en los Mundiales
La estadounidense conquista su sexto título mundial en los 1.500 libre con la quinta mejor marca de la historia y se convierte en la segunda nadadora más laureada en los campeonatos del mundo, solo por detrás de Michael Phelps

A los 28 años, con una década ya a sus espaldas en la élite, Katie Ledecky sigue nadando en otro plano, como si la lógica del tiempo y la renovación generacional no fueran con ella. Este martes, en el Arena de Singapur, volvió a demostrarlo con su sexto título mundial en los 1.500 metros estilo libre, una hazaña que ningún otro nadador, hombre o mujer, ha alcanzado en esta distancia. No solo gana: sigue marcando el ritmo de la historia. Su crono, 15:26.44, es la quinta mejor marca de todos los tiempos y, como tantas otras veces, también lleva su firma.
Ledecky ganó su primer oro mundial en los 1.500 en Barcelona 2013, cuando apenas tenía 16 años. En aquella cita ya dejó claro que el fondo femenino tenía una nueva emperatriz. Desde entonces, ha hecho suya la distancia. De hecho, 18 de las 20 mejores marcas de la historia en 1.500 libre según World Aquatics son suyas. Cuando irrumpió, el récord mundial estaba en manos de Kate Ziegler (15:42.54, 2007), más de 20 segundos por encima de los registros que hoy maneja Ledecky. Fue precisamente en esta misma prueba donde batió su primer récord del mundo, también en 2013, iniciando una era de dominio sin interrupciones.
La final de Singapur arrancó con Ledecky imprimiendo un ritmo feroz. En los primeros metros nadaba más de dos segundos por debajo del paso de su récord del mundo. Era una declaración de intenciones. No logró sostener ese ritmo en el segundo tramo, pero no le hizo falta. Su dominio fue incuestionable de principio a fin. Aventajó en más de cinco segundos a la italiana Simona Quadarella, que, pese a firmar el nuevo récord de Europa (15:31.79), solo pudo asistir desde atrás al enésimo capítulo del reinado de la estadounidense. El bronce fue para la australiana Lani Pallister (15:41.18), muy descolgada.
Con esta victoria, Ledecky alcanza las 28 medallas en los campeonatos del mundo, de las cuales 22 son de oro, y supera así a su compatriota Ryan Lochte para convertirse en la segunda nadadora más laureada de la historia del evento. Solo le supera Michael Phelps, con sus 33 preseas, 26 de ellas doradas. No es una cifra menor. Habla de una carrera construida sobre la regularidad, la ambición intacta y una relación con el agua que trasciende la mera condición física.
Desde su irrupción con solo 15 años en los Juegos de Londres 2012, Ledecky ha reinventado el fondo femenino. Su técnica, su capacidad para sostener ritmos inhumanos durante quince minutos, su dureza competitiva, la han convertido en una figura que parece ajena al desgaste. Pese a que no rebajó su récord mundial (15m 20,48s)en Singapur, ni siquiera su segunda mejor marca (15:24.51, lograda apenas tres meses antes), lo más llamativo es que sigue siendo suya cada una de las diez mejores marcas de la historia. Eso también es dominio.
Lo de Ledecky no es una racha: es una era. Sus títulos se encadenan con naturalidad, y cada campeonato añade otro peldaño a un legado que parece no tener fin. Lejos de mostrar síntomas de declive, su victoria en Singapur refuerza la sensación de que aún le queda cuerda para rato. Ante el futuro reto de los Juegos de Los Ángeles, su figura aparece como un ancla de estabilidad y excelencia en un equipo estadounidense que no atraviesa su mejor momento. Ledecky es hoy por hoy la única gran figura de Estados Unidos que mantiene un rendimiento sólido y continuado, en unos Mundiales que están siendo decepcionantes para el conjunto norteamericano: los relevos no funcionan, han perdido el control de las pruebas clave y una intoxicación alimentaria ha afectado al rendimiento general. En ese escenario de incertidumbre, Ledecky sigue dominando su parcela, ya más allá de la edad habitual de apogeo en la natación femenina.
“Quería salir rápido, pero lo suficientemente cómoda como para poder construir desde ahí”, explicó Ledecky tras su victoria. “Estoy contenta con el tiempo y con cómo nadé. Amo esta prueba. Fue en esta carrera donde batí mi primer récord mundial en 2013. He vivido muchas grandes carreras desde entonces”.
El resto de la jornada en Singapur dejó también nombres propios, pero ninguno con la autoridad histórica de Ledecky. Kaylee McKeown venció a Regan Smith en los 100 espalda, la alemana Anna Elendt sorprendió en los 100 braza y el sudafricano Pieter Coetze arrebató el oro al favorito Thomas Ceccon en el mismo estilo. Pero si alguien se robó los focos fue David Popovici, el joven fenómeno rumano, que protagonizó una remontada prodigiosa en los 200 libre. Tras afrontar el último largo con seis décimas de desventaja, su acelerón final, 26.43 segundos en los últimos 50 metros, le permitió superar al estadounidense Luke Hobson, plusmarquista en piscina corta, y colgarse el oro con un tiempo de 1:43.53. “Creo que ha sido incluso mejor que los Juegos Olímpicos, la verdad”, valoró tras la prueba. “Entrené muchísimo para Tokio. Pero esto llega en un año más tranquilo, después de los Juegos. No lo sé... me siento muy orgulloso de mí mismo”. Un triunfo que mezcla sorpresa, talento y orgullo. Y que lo confirma como un referente sin presión, pero con futuro.
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