Ariana Sánchez y Paula Josemaría, las número 1 del pádel: “Gracias a Alexia Putellas hay más niñas que quieren hacer cualquier deporte”
Las líderes del circuito femenino piden implicación para el deporte de las mujeres y celebran el aumento de referentes para las niñas


Nueve de la mañana del jueves 26 de junio. Comienzan los golpes en la pista central del torneo de pádel de Valladolid. Las número 1 del listado, Ariana Sánchez y Paula Josemaría, de 28 y 27 años, contra Ara Martínez y Alix Collombon. El enorme graderío instalado en plena plaza Mayor presenta una flojísima entrada que irá maquillándose con las horas. Las favoritas cumplen (6-1, 6-4) antes de una entrevista conjunta donde reflexionan sobre la expansión del pádel, particularmente del femenino, y reclaman mejores turnos y difusión para conseguir la popularidad y públicos de sus colegas varones: “Tiene que haber un cambio interno y darnos la misma visibilidad y horarios que a los chicos”. Ellas trabajan duro para mejorar en lo físico y ofrecer un espectáculo más intenso, como el masculino, con entrenadores que les cobran “igual que a ellos”. “Merece la pena”, proclaman, felices y responsabilizadas como referentes para las niñas que se adentran en el deporte.
La pareja analiza el circuito desde la cúspide y con cinco años como equipo, trayectoria suficiente para sentirse “veteranas” ante el empuje de jugadoras jóvenes. Han pasado muchos trienios desde que ellas, como las chiquillas que hoy las ovacionan y les piden fotos, empezaron en el deporte, con Sánchez muy volcada en el pádel y Josemaría en el tenis hasta los 17. Irrumpen los ejemplos de las Williams con la raqueta o Carolina Navarro y Alejandra Salazar con la pala y ambas aplauden que “en los últimos años hay más referentes por la importancia que se ha dado al deporte femenino”.
Josemaría apunta a la futbolista Alexia Putellas como “la que cambió esa visión” y Sánchez remarca que estos iconos sirven para que “más niñas quieran hacer cualquier deporte, eso es muy bueno”. Ella siente que muchas chicas “se miran” en deportistas como este tándem, obligado, con gusto, a “ser un buen ejemplo con buenos valores, buena actitud, que nos vean competir, no rendirnos, pasarlo mal porque no siempre todo es bonito, hay momentos difíciles y hay que superarlos”. “Entre todas tenemos que intentar que cada vez más niñas vengan aquí, se enganchen y quieran empezar a practicar pádel, pero sobre todo ser buenos ejemplos”, remacha la diestra. Ellas mismas han notado el salto cualitativo en los últimos años y bromean con que los años se les hacen dobles, muy largos entre tanto viaje eterno de campeonato en campeonato, pero todo se lleva mejor con más preparación y especialmente si llegan los triunfos.

Para conseguirlo, insisten, hay mucho esfuerzo. El circuito se ha profesionalizado y esas ganancias extra se reinvierten en entrenamiento, viajes, preparación… y, sonríe Josemaría: “Lo comido por lo servido, a nosotras nos va bien, pero para las que juegan en primeras rondas es difícil, ojalá que siga creciendo, aumenten los premios y lleve a que más niñas puedan dedicarse al perfil profesional”. “Siempre digo que los entrenadores nos cobran igual que a los chicos y le dedico las mismas horas que los chicos. Otra cosa es que mis capacidades sean diferentes, pero a nivel de esfuerzo yo hago lo mismo. Entiendo perfectamente que en patrocinios, el que mueve más, gana más y ojalá que a nivel interno se nos fomente de la misma manera dándonos la misma oportunidad en cuanto a visibilidad y horario”, expone la zurda, con un ejemplo: este jueves todos los choques femeninos tenían sesión matinal; a Arturo Coello y compañía les toca de tarde, con más afluencia: “Tiene que haber un cambio de mentalidad, merece la pena, si viene una persona que le gusta el pádel y te ve por la tarde, al final puede decir ‘Hostia, pues mira cómo juegan”.
Su compañera suscribe este mensaje y alude a lo físico como clave para que las mujeres puedan dar un salto de calidad y atractivo para el espectador. “Hemos mejorado en esa parte, somos más profesionales, lo más importante es ser más agresivas, pegarle un poco más, hay pocas chicas que tienen esa pegada que al público le gusta mucho”, sostiene Sánchez, a quien su socia apostilla recordando que “el factor fuerza es imposible de copiar, es imposible comparar el pádel femenino con el masculino”. Ella coincide en que “el futuro pasa por la explosividad, el ataque atrae mucho más, antes el femenino era más conservador y ojalá puedan venir más niñas”. De este modo llegará el ansiado “enganche” y que en las conversaciones sobre el pádel se aluda también a las chicas y salgan sus nombres como ahora asoman los de ellos.
Quizá los chicos, conceden, ofrezcan más show debido a esa pura capacidad física inalcanzable para las mujeres, aunque en los últimos tiempos el deporte de las paredes está ganando repercusión por algunas polémicas suscitadas en la categoría masculina fruto de los desencuentros de parejas muy relevantes, como la de Juan Lebrón y Alejandro Galán, cuya ruptura y posteriores declaraciones han levantado fricciones. La pareja le resta importancia a los choques, admiten que “las chicas son muy distintas en ese sentido” y consideran que el momento actual del pádel, con relevancia creciente, puede beneficiarse de esas apariciones mediáticas para darse a conocer y que quien lea sobre ello se anime a verlo o practicarlo. En 2024 se rozaron las 110.000 licencias federativas, solo superado por el fútbol, con unas 38.000 de ellas para mujeres, cifra creciente para 2025, según Ramón Morcillo, presidente de la Federación Española de Pádel.
Sánchez y Josemaría hablan con naturalidad de la amistad entre parejas. Ellas no se definirían como “amigas íntimas” porque tienen sus vidas más allá de las pistas, pero el lustro de alianza les ha permitido entenderse, saber lo que piensan y alcanzar la cima del circuito. Así lo resume Sánchez: “No te puedo decir una palabra mala de Paula, la conozco perfectamente y ella a mí, sé lo que necesita. Si tenemos que estar juntas, estamos juntas y si tenemos que estar cada una en un lado, bien. Es lo bueno de tantos años de relación, nos tenemos muchísimo cariño, si eres capaz de compartir cinco años con una persona es porque la cosa va bien”.
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