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Italia desvaneció el sueño de oro del waterpolo español (5-10). La selección de David Martín, al igual que le había ocurrido un día antes a la femenina, no acertó a rematar en la final su formidable trayectoria a lo largo del campeonato. Italia, firme, segura, con una defensa impenetrable, marcó el paso de principio a fin.

Il Settebello del elegante Di Fulvio, del argentino-español Chalo Echenique y los eficaces Luongo y Renzuti conquistó su cuarto título mundial, tras los de 1978, 2003 y 2011. Y volvió a recordar la peor pesadilla española, aquella dramática final olímpica que ganó en Barcelona-92 a la generación comandada por Manel Estiarte. Pero en esta ocasión, como pasó en la final del Mundial de 1994 con los mismos protagonistas e idéntico resultado (10-5), no hubo drama, ni prórrogas, sí alguna lágrima pero no los llantos de entonces en el segundo peldaño de la Picornell. Porque en Gwangju el dominio italiano fue meridiano.

El equipo de Alessandro Campagna, el seleccionador italiano que jugó aquella final del 92, presentó su carta de intenciones desde el primer ataque. Bustos sufrió la primera exclusión y Luongo la castigó con el primer gol. Perrone logró empatar las dos primeras veces que Italia se adelantó, pero a partir del segundo cuarto, Figlioli, Renzuto y Dolce, marcaron diferencias que dejaron a España fuera del partido.

El equipo de David Martín ha vuelto a los podios internacionales peor no ha podido consumar su éxito plenamente. Fue plata en el Europeo del año pasado y plata ahora en el Mundial, como la última vez que disputó la final, en 2009 en Roma. Fue la sexta final mundialista de España. Ganó dos, las de 1998 en Perth y 2001 en Fukuoka. La cita fue esta vez histórica porque España disputó las finales en ambas categorías, la masculina y la femenina.