Almeyda se olvidó de ganar

Matías Almeyda (Argentina, 1973) atraviesa su peor momento al frente de Chivas de Guadalajara, un equipo histórico especialista en triturar entrenadores: 25 desde 2002. En el poco tiempo que lleva en el equipo mexicano, apenas cinco meses, Almeyda ha ganado el torneo de Copa pero desde entonces todo ha ido cuesta abajo: apenas 7 de los últimos 24 puntos. Son ya seis los partidos sin conocer la victoria.

El comienzo de Almeyda, al que le dicen El Pelado en Argentina, fue prometedor. Encadenó cuatro victorias consecutivas nada más sentarse en el banquillo de Guadalajara. Sin embargo, esta mala racha lo acerca peligrosamente al último lugar de la tabla porcentual (el promedio de las tres últimas temporadas con el que se calcula el descenso), donde el único equipo peor posicionado es Dorados de Sinaloa, un equipo recién ascendido donde jugó Pep Guardiola.

Su derrota contra el Morelia, rival directo en la lucha por el descenso, y el empate contra Toluca, jugando contra diez durante más de una hora, han empeorado la situación de Almeyda. Jorge Vergara, dueño del equipo, es conocido por su temperamento explosivo y por tomar decisiones deportivas precipitadas. En esta ocasión, el club no ha realizado declaraciones sobre el futuro del argentino.

Almeyda ha recibido este miércoles el apoyo de los jugadores, lo que suele considerarse la antesala del despido. “El problema de Chivas, más allá de las rachas de sus entrenadores, es institucional” afirma el periodista deportivo Baudelio García, de Televisa Deportes Network. Y es que la única constante es la irregularidad, pues Vergara ha contratado y despedido a más de una veintena desde entrenadores desde que es presidente. En España su equivalente sería Jesús Gil, el polémico dueño del Atlético de Madrid.

En su paso por River Plate de Argentina, Almeyda vivió una situación parecida a la que ahora atraviesa. Consiguió el ascenso a primera división en su primer año y en el siguiente torneo, después de una racha negativa de siete partidos, donde cosechó ocho puntos de 21 posibles, el entonces presidente del equipo Daniel Passarella prescindió de sus servicios.

En Banfield, con quien también logró el ascenso a la máxima categoría, decidió renunciar en su segunda campaña al frente del equipo, luego de lograr la mitad de los puntos posibles y de sumar 9 unidades de las últimas 18 que disputó. Las diferencias entre su cuerpo técnico y el plantel más los resultados obtenidos precipitaron su renuncia. En Guadalajara, como si la historia se repitiera, pende de un hilo.