Una carambola clasifica al Betis

Tan deprimido anda el Betis, vapuleado en el último derbi frente al Sevilla (4-0), que lo que en otros tiempos hubiese significado una velada de etiqueta en el viejo estadio de Gerland, la miel europea, se presentaba en esta ocasión como un engorro mayúsculo. Incrustado en el último peldaño de la tabla en la Liga, sacudido el pasado domingo en el Pizjuán, el equipo andaluz cayó ante un devaluado Lyon, pero el empate entre el Rijeka y el Guimaraes (0-0) en el otro duelo del grupo le concedió el pasaporte a la ronda de los dieciseisavos.

Tan cabizbajo, o incluso más, el Lyon volvió a demostrar que ya no queda ni rastro del equipo que gobernó con mano de hierro el campeonato francés, de 2002 a 2008, y que sonrojaba a los conjuntos más poderosos del continente en la Champions. Azotado por la crisis y obligado a desprenderse progresivamente de jugadores de renombre como Essien, Abidal, Juninho o Benzema, depende hoy día de la inspiración pasajera de futbolistas como Gourcuff, ayer de inicio en la banqueta, una reproducción estética de Zidane que nunca ha llegado a despegar. El cuadro galo, nostálgico aún por los tiempos dorados, deambula ahora sin pena ni gloria en Francia y guerrea como puede en Europa.

Lo demostró en un primer acto anodino, en el que a excepción de un par de pinceladas de Lacazzette y del habilidoso Grenier apenas adujo argumentos. Tampoco el Betis, poblado de futbolistas poco habituales en el once. Solo Salva Sevilla, con un disparo envenenado, probó las manoplas de Vercoutre. Tan oportuno como el meta galo estuvo en el área contraria Paulao, atento para desviar un esférico con destino a la red de Lacazzette, un ratón incansable que barrió todo el frente de ataque con más intención que acierto.

Ganó decibelios el pulso en la segunda mitad, espoleada por un error en la cesión de Umtiti que propició un remate al poste de Chuli, y por la doble incursión de Gomis y Gourcuff. Una exquisita combinación entre ambos, asociados con Lacazzette para trazar una triangulación propia del billar, al primer toque, derribó finalmente al Betis. Tocado, mirando por el rabillo del ojo al próximo envite de Liga frente al Rayo, penúltimo, al equipo sevillano aún le pesó la losa del derbi. Por fortuna, una carambola a casi 1.000 kilómetros de distancia, las tablas en Rijeka, le enviaron a la siguiente ronda del torneo.