Una alfombra roja

Fue un partido de alfombra roja. La extendió el japonés Kei Nishikori y por ella se paseó elegantemente Fernando Verdasco (6-2, 6-4 y 6-3), espectacular en la puesta de escena, poderoso en la propuesta, toda una estrella de cine sobre la pista de cemento de Melbourne.

Al número nueve, que lucha por recuperar las sensaciones que hicieron de él un tenista con voz en las discusiones importantes del circuito, le espera ahora Tomas Berdych. Es imposible que el checo le conceda las facilidades de Nishikori, que pidió la atención del fisioterapeuta tras perder la primera manga y siempre pareció a un mundo de las posibilidades que se le adivinan. Verdasco jugó con el apoyo de las voces de la grada. "¡Eres un monstruo!", le decían mientras desgranaba racimos de vigorosas derechas. "Verdasco, hot tabasco", se leía mientras el madrileño dibujaba ángulos diabólicos, explotando la pista a lo ancho y a lo largo. La legión de japoneses que acudió a apoyar a su ídolo, incomprensibles sus carteles para los profanos, se quedó muda.

Algunas lecciones dejó el encuentro: con un 73% de primeros saques en juego y sirviendo hasta los 217 km/h, el español solo pasaría apuros contra los mejores. Estos, sin embargo, castigarían sus 30 errores no forzados en una tarde tan plácida, que vivió siempre a favor de viento.

No fue la única victoria de un tenista español en la jornada. Nicolás Almagro se enfrentará al serbio Novak Djokovic tras derrotar al croata Ljubicic (6-4, 7-6 y 6-3). Tommy Robredo, por su parte, ganó 5-7, 6-2, 6-5 y 6-2 al ucranio Stakhovsky y se citó en octavos con el más difícil todavía: allí, ya con el sol apretando en Melbourne, ya con la pista llena de minas, le espera el suizo Roger Federer, que venció al holandés Malisse por 6-3, 6-3 y 6-1.