El Valencia golea a un Espanyol con nueve
El Valencia ha cerrado el 2004 con un importante triunfo ante el Espanyol, en un partido bien jugado por ambos equipos en el primer tiempo, pero que estuvo marcado por las dos expulsiones que sufrió el cuadro catalán poco antes del descanso, circunstancia que en ningún momento hundió a los espanyolistas.
La falta de ideas del equipo local tras el descanso, cuando jugaba con dos hombres más, contrastó con su buen hacer hasta las expulsiones del rival, puesto que había realizado un primer tiempo digno, mientras que el Espanyol, que estuvo bien hasta el descanso, no pudo hacer nada en inferioridad en la reanudación.
Desde el principio, el Valencia y el Espanyol demostraron su situación clasificatoria con un fútbol creativo, muchas ganas de tener el balón y una cierta capacidad ofensiva. El gol marcado por Baraja al transformar una falta a los once minutos de juego obligó al Espanyol a mostrar su mejor cara. y el equipo catalán se hizo con el control del juego, aunque sus llegadas a la meta de Cañizares nunca comportaron verdadero peligro.
El partido transcurría con deportividad y sin problemas, pero en el minuto 42 se produjo una falta a favor del Valencia que conllevó un rosario de tarjetas para jugadores del Espanyol, tanto antes del lanzamiento como a continuación, loo que dejó al equipo catalán con nueve hombres. Vieron la amarilla Lopo, Pochettino, Ibarra, Morales e Ito y en dos ocasiones Tamudo, que fue expulsado, mientras que Oscar Serrano vio la roja directa, por lo que el encuentro llegó al descanso en un ambiente de crispación que nada tenía que ver con el juego ofrecido hasta entonces por uno y otro equipo.
El segundo tiempo fue completamente diferente. El Espanyol hizo, con dos jugadores menos, lo único que podía hacer: tratar de tener el balón el mayor tiempo posible y de aprovechar alguna acción a balón parado. Todo ello, sin que el rival le hiciera un segundo gol para mantenerse vivo en el encuentro. Lo consiguió, ya que ofuscó al Valencia, que no se sentía cómodo en superioridad y obligado a llevar la iniciativa. Su fútbol se redujo a un reiterado traslado del balón de una parte a otra del área espanyolista, sin apenas profundidad y ante un público cada vez más nervioso por la pobreza de la imagen de su equipo.
El Espanyol se mantuvo con las ideas claras durante todo el segundo tiempo, pero en uno de los esporádicos contragolpes del Valencia, un pase de Fiore a Rufete acabó con un centro que Mista aprovechó para cerrar el partido con el segundo gol local. Más tarde, Mista a pase de Corradi hizo el 3-0, un marcador excesivo para lo visto en el terreno de juego de Mestalla.
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