Solo Shakespeare vence a Stephen King: el rey del terror es el escritor vivo más adaptado a la pantalla
En el último mes se han estrenado tres películas y HBO ha lanzado otra inmersión en el mundo ‘It’, más material para su ingente cantidad de fans


En las últimas cuatro semanas, se han estrenado en salas comerciales tres películas basadas en novelas o cuentos de Stephen King. En el último mes, han llegado a las plataformas digitales dos series también inspiradas en textos del escritor estadounidense. Y a inicios de 2026 aparecerá otra más, y no una cualquiera: la serie Carrie, con el director Mike Flanagan detrás. Un vistazo a la base digital de cine IMDb asusta: desde 1976, cuando se estrenó la primigenia Carrie, de Brian de Palma, se han lanzado más de 400 producciones audiovisuales con el nombre de Stephen King detrás. No hay otro escritor vivo tan versionado en la pantalla (y es el segundo de la historia tras William Shakespeare, con 1.876 productos basados en sus obras). ¿Qué tiene Stephen King —autor de más de sesenta novelas y doscientos cuentos— que le hace tan atractivo? ¿Qué opinan cineastas y expertos de esta marea de adaptaciones?
Hace un mes llegó a las salas la sobresaliente La vida de Chuck, con la que Flanagan ha vuelto a demostrar su talento en el suspense, tanto en su deriva al terror como en la vertiente fantasía. No es la primera vez que el cineasta, figura indiscutible de estos géneros tanto en el cine como en series, encara una adaptación de un texto de King: ya lo hizo en El juego de Gerald (2017) y en Doctor Sueño (2019), continuación de El resplandor.
La vida de Chuck pertenece al King que mezcla fantasía y nostalgia, como el adaptado previamente en Corazones en Atlántida, La milla verde o Cadena perpetua. Flanagan, que está ahora en plena producción de la serie Carrie, explicaba este pasado verano en EE UU: “Se suele asumir que Stephen King es un escritor de terror. No creo que sea cierto”. Y ahondaba: “En el fondo, es un optimista, un humanista, profundamente empático y, sinceramente, muy fiel a sus principios. Que sus historias puedan ser terroríficas es secundario a esos objetivos. Para mí, esto es cierto tanto si hablamos de La vida de Chuck, que considero una de sus historias más sinceras y optimistas, como de Cadena perpetua, que es simplemente asombrosa, o de Cementerio de animales, una de las historias más aterradoras que he leído en mi vida”.

Cementerio de animales une a dos cineastas españoles, Juan Carlos Fresnadillo y Rodrigo Cortés, ambos con sobrada experiencia en el suspense y el terror. Fresnadillo recuerda: “Me fascinó de muy joven Cementerio de animales, mi favorita de lejos [se refiere a la versión de 1989], y de hecho resucité el proyecto para Paramount en 2015 que finalmente, por esas cosas del desarrollo infernal en Hollywood, no pude hacer por problemas de agenda”. A Cortés aún le tiemblan las piernas recordando la lectura de la novela original: “Leo a King desde la adolescencia. Me desvirgué con Cementerio de animales, aún no he olvidado del todo la muerte del pequeño Gage. Tengo el impulso de ver algunas de las películas nacidas de sus páginas, como forma de revisitar sus paisajes, quizá, o para saber qué han imaginado otros. La mayoría son material fungible, barato, extremadamente deformado o televisivo, que olvida que King es ante todo un escritor costumbrista y de personajes”.
Esa reflexión la realizan varios expertos. En el prefacio a su libro Stephen King (Editorial Lunwerg), que compara novelas y sus versiones en filmes, Matthieu Rostac reflexiona: “En opinión de muchos, King es un novelista ‘mal’ adaptado, un hombre cuyo trabajo es escrupulosamente destrozado por la industria del cine, que de hecho transforma sus escritos en valores seguros. No andan desencaminados (...) aunque “King debe mucho al cine, del mismo modo que el cine de terror le debe mucho a él”.
La cineasta Carlota Pereda, cuya Cerdita (2022) fue catalogada por la crítica de EL PAÍS Elsa Fernández-Santos como “Carrie en Extremadura”, coincide en esa línea: “Me interesa ese cine, sobre todo cuando las películas se alejan de sus textos. King crea personajes reconocibles con conflictos reconocibles en un universo que sientes que es verdad... donde pasan historias extrañas. Por eso son también mejores las películas que beben menos del terror y son más cotidianas”.
Fresnadillo subraya, como Pereda, que se le adapta mucho por “sus personajes”. Y desarrolla: “El tormento exterior, el terror de las casas o las situaciones que plantea provienen de una fractura interior en sus protagonistas. De algo que no termina de aceptarse o de una herida traumática que, a pesar de estar enterrada en el tiempo, tarde o temprano acabará aflorando”.
Cortés tiene un análisis de sus adaptaciones: “Hay películas de clase A, como El resplandor, Carrie, Misery o Cadena perpetua, y películas hechas con gran oficio y sentido del género, como la misma Cementerio de animales (la original), Cujo, Thinner... Soy, por ejemplo, un gran reivindicador de El cazador de sueños. Me gustan La niebla, Cuenta conmigo, partes de Creepshow... De las recientes, he visto con agrado La vida de Chuck, y confieso que siempre he fantaseado con adaptar La larga marcha, que acaba de rodar con fuste y algunos momentos pervivientes Francis Lawrence, aunque sin dejar cicatriz. Lástima de flash backs, lástima de final”. Pereda subraya: “Es que no añade nada al texto, es superficial. Sin embargo, siempre veré una de King, porque él mismo es una IP, cumple el mandamiento de llevarte a un mundo que ya conoces y que te ha gustado en un momento dado”.
La larga marcha se estrenó la semana pasada, con Cooper Hoffman (el hijo de Philip Seymour) de protagonista, y demasiado unida, hasta en la coincidencia de su director, en su temática con el universo Los juegos del hambre. Cortés prosigue: “Leí esa novela casi a la vez que El fugitivo (The Running Man), ambas escritas por King bajo el seudónimo de Richard Bachman”, que es justo el libro en el que se basa el estreno de King de este viernes. The Running Man está dirigida por Edgar Wright, que no logra ni dar brío a la trama ni que su actor principal, Glen Powell, haga olvidar a Arnold Schwarzenegger, que protagonizó en 1987 la primera versión de aquella novela: Perseguido.
Desde que en 1999 Stephen King fuera atropellado por una miniván en un camino rural cerca de su casa, en su estado natal de Maine, el autor no ha logrado recuperarse físicamente. Ha reducido sus horas de trabajo; a cambio, ha multiplicado su actividad digital, devenido en uno de los grandes prescriptores de X. En esa red, con un mensaje contundentemente laudatorio, lanzó a la fama en mayo de 2024 a la película española La mesita del comedor, de Caye Casas. “Para mí hubo un antes y un después”, reconoce entre risas Casas. “King es el rey del terror en todo el sentido de la palabra terror. Desde hechos paranormales a los cotidianos, porque habla de familias, de cosas que nos pueden pasar a cualquier de nosotros, y sin censura, destrozando tabúes”, apunta. “Y con ello ha logrado legiones de seguidores: por eso las plataformas y las productoras saben que con solo poner su nombre millones de seguidores estarán interesados en su producto. Mira lo que me pasó a mí”.
Por eso, King es también semilla de numerosas series: en verano llegó a Prime Video El instituto. “Lo más complicado de adaptar cualquier historia de Stephen King es que es un escritor maravilloso de las vidas interiores de sus personajes. Puedes acceder a sus más oscuros, profundos y secretos sentimientos, emociones y deseos. Eso lo puedes hacer muy bien en un libro, pero es un reto cómo exteriorizarlo en una pantalla”, contaba en EL PAÍS su guionista, Benjamin Cavell. El director de El instituto, Jack Bender, también se responsabilizó de Mr. Mercedes (2017-2019), que acaba de recuperar Netflix, y es amigo de King, así que puede explicar por qué deja adaptar tan fácilmente su obra: “Entiende bien el proceso de hacer una serie o una película a partir de un libro”.
La otra gran explosión en plataformas la protagoniza el universo del pueblo de Derry, donde hace de las suyas, cada 27 años, el payaso Pennywise, el villano de la novela It. Los hermanos argentinos Andy y Bárbara Muschietti ya encararon el libro en dos películas estrenadas en 2017 y 2019, y ellos mismos fueron a HBO a proponer It: bienvenidos a Derry, cuya primera temporada, de tres previstas, está ahora estrenándose en la plataforma. “King atrapa porque en él todo tiene un gancho en la realidad social. Son críticas recubiertas por un barniz de ficción y terror. Pero todos nos reconocemos”, explicaba el mes pasado a EL PAÍS Bárbara Muschietti. Para la productora y guionista, “Derry asemeja a cualquier pueblo, ciudad, país de este momento en el que lamentablemente vivimos en un mundo tan global. Porque las olas de miedo y fachismo están presentes en todo el mundo”. O como apuntalaba su hermano: “El miedo está a la orden del día. Es subtextual, pero también bastante literal”. King será el gran narrador de una América rural algo idealizada, pero a la vez ha liderado la oposición intelectual contra Trump. Como apunta Casas, “le da caña hasta en X, territorio aliado del presidente”.
La periodista María Gómez es tan fan de King que el pasado Halloween se disfrazó de Carrie y el anterior de las niñas de El resplandor. “Curiosamente, a él no le gusta esa película”, recuerda la periodista. “En realidad, odia casi todas sus adaptaciones. No entiendo por qué no controla más esas películas y series. Por dinero no será. Y sobre todo, se enfada mucho cuando le cambian los finales. ¿Por qué no se opone?”. Gómez también destaca del autor sus personajes. “Da igual si es un niño, una madre rota, un escritor que está en crisis como él o un payaso... Todos tienen una mezcla perfecta, que los hace brutales y memorables, de oscuridad y ternura”, reflexiona. E insiste: “Más que un escritor de terror, es un escritor de vidas, porque maneja muy bien un concepto: da más miedo lo que de verdad te pueda suceder que un monstruo. Lo más inquietante está en lo cotidiano”.
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