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Hakuna abarrota el centro de Madrid con su pop cristiano que ya bailan hasta Ayuso y Feijóo

La banda congrega a centenares de personas como cabeza de cartel de la programación navideña de la Comunidad

A las 18.00 de la tarde se escucha un “¡Ohhh!”, en la Puerta del Sol de Madrid. Se acaba de encender el monumental árbol de Navidad. Unos segundos más tarde, el grito pasa a un enfebrecido: “¡Aaaahhhh!”. Al balcón de la sede la presidencia de la Comunidad Madrid se asoman 14 miembros de Hakuna Group Music y la multitud, una mezcla de centenares de fans (también monjas) y turistas, enloquece con la banda que surgió del movimiento religioso Hakuna, fundado en 2013 por el sacerdote José Pedro Manglano (más conocido como Josepe) y antiguo militante del Opus Dei. Isabel Díaz Ayuso está en primera fila, mezclada con la gente; a su lado, Alberto Núñez Feijóo. La presidenta baila y canta las cinco canciones que toca el grupo. Se da un baño de masas navideño que termina con Campana sobre campana entre los flashes de los selfis. Ayuso ha sabido elegir bien el cabeza de cartel de su programación navideña Villancicos en Sol. Hakuna es, probablemente, uno de los grupos favoritos de sus futuros votantes y de sus padres y madres.

Una mayoría de grupos de chicas y chicos de entre 15 y 17 años se han reunido en Sol la tarde del lunes para celebrar el inicio de las vacaciones escolares de Navidad. Una hora antes de que comience el concierto, la banda sale al balcón a probar el sonido. Los chavales practican con ellos uno de sus éxitos, Un segundo. “No os vayáis, que a las 18.00 volvemos”, grita Ignacio Serrano, una de las caras más visibles de la banda. A partir de ese momento, y para capear el frío, empieza el revoloteo de los grupos por la plaza en una liturgia destinada a fichar quién ha venido y quién no y compartir después por WhatsApp e Instagram la lista de asistentes. Porque la sensación es que aquí unos cuantos se conocen.

Ocho chicas deciden sentarse a esperar. La emoción espiritual, navideña y hormonal parece que les impide sentir el frío de las baldosas. “Cada una tiene una pulsera de Hakuna”, enseñan. No son como las de las swifties, no están hechas de cuentas, pero se parecen bastante, cada una tiene el nombre de alguna canción de la banda. Y algunos de estos temas se escucharán la tarde del lunes en Sol. Hakuna ha elegido su arsenal más efectivo: cinco de sus temas más populares y virales como Huracán y A ti te alabo, y dos bonus track: Los peces en el río y Campana sobre campana. No hay fallo.

Entre las chicas predominan los abrigos barbour, las largas bufandas, tan largas como sus melenas, una mayoría trenzadas. Ellos han recuperado los náuticos, y se resguardan del frío con chaquetas de plumas. “Hoy había que venir con cuello”, le dicen dos chavales a su amigo que ha optado por la sudadera, otro de los símbolos de identidad de lo que en términos populares se conoce como estilo cayetano, anteriormente pijo.

También hay familias con hijos muy pequeños, en carritos, y otros menos pequeños que, aunque por sus caras preferirían haber venido sin sus madres, no les ha quedado otra. “Conocí a Hakuna hace tres años”, dice una de ellas, “y fue por su música, yo no sabían quiénes eran, aunque soy católica y practicante. Luego vi su documental y me pareció que hacen algo muy importante”. Esta mujer, con hijos ya universitarios y también fans del grupo, aclara, se refiere a Descalzos, la película documental de Hakuna que se estrenó el pasado febrero. “Su manera de cantar es una forma de rezar y sentir a Dios”, añade la otra madre y amiga, con hijos más pequeños. Han pasado el día juntas: “En Navidad hay que hacer varios check: ir al centro, comer en Five Guys, ver la decoración del Four Seasons de Canalejas y rematar con esto ha sido genial. Así recordamos que la Navidad es religión, ¿no crees?”.

En el rato de espera, las charlas en los grupos bajan la carga espiritual. Un grupo de adolescentes pasa lista a los chicos que les gustan de sus horas santas, esa nueva modalidad de misa en la que un creyente (puede ser un sacerdote) da una charla y luego se hace la Adoración cantando. Solo en Madrid se organizan 15 semanales. Las cinco saben quién es el Bosco que le mola a una de ellas y el Pablo al que es mejor no acercarse. “No vuelvo a salir con un hombre”, dice una tras contar su experiencia con él.

De las horas santas también son fieles algunas de las monjas concepcionistas que han cogido varios autobuses y metros desde El Escorial para ver a Hakuna en Sol. “Nos sabemos sus canciones, nos encanta bailarlas”, cuentan dos de ellas. En ese momento, pasa por delante otro grupo de amigas de Huelva y preguntan a qué se debe esta aglomeración en Sol, un 22 de diciembre. “Es que no somos de aquí”, se justifican al unísono. Cuando les contestan que está a punto de tocar la banda estrella de la JMJ en Lisboa (invitados por el papa Francisco, que antes los había recibido en el Vaticano) se quedan tiesas. “¿Estos son los de TikTok? Me suenan”, dice una de ellas. No convence al resto y se pierden entre la multitud en busca de otra atracción de la Navidad madrileña.

Hakuna se convirtió en los de TikTok en 2024 con Huracán, la canción que la potente comunidad cristiana en redes compartió con tanta pasión cristiana que acabó saltando a los perfiles de otros usuarios no creyentes que, a veces en tono de broma, otras enganchados a un tema pegadizo, acabaron viralizando el tema. Este movimiento ha conseguido hacer de la música su principal activo de captación de jóvenes fieles. “Nuestras canciones son, en su más profundo sentido, oraciones”, repiten sus miembros.

Con esta filosofía han llenado varias veces Vistalegre, el Movistar Arena de Madrid, han actuado en el Resurrección Fest, una cita también católica que se celebra en verano en Madrid. Este fenómeno cuenta también con franquicias en América Latina.

La tarde del lunes le hicieron prometer al público que abarrotó Sol, aunque sin necesidad de cortar los accesos a la plaza, que estas Navidades, por petición del Papa, le pedirían perdón a alguien. “Así conseguiremos que Madrid brille más que nunca”, se comprometieron. Una nueva forma de evangelismo pop.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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