La cocina italiana, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
La UNESCO distingue la tradición culinaria del país como “un modelo de identidad sociocultural”


Desde este miércoles, clásicos como la pasta a la carbonara, los espaguetis a la boloñesa, la lasaña, el risotto, el tiramisú, el gelato artesanal, la pizza Margarita, la ensalada Caprese, el aceite de oliva virgen extra o el limoncello son patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La Unesco ha reconocido no solo estas recetas emblemáticas, sino toda la tradición culinaria italiana, con su inmensa variedad de sabores, sus técnicas, sus rituales, la relación con el territorio, su respeto por los ingredientes y el arte de reunir a las personas alrededor de la mesa.
El organismo de las Naciones Unidas, reunido en Nueva Delhi, ha inscrito en su Lista Representativa la cocina italiana, que no solo alimenta, sino que transmite historia, identidad y pasión. Y que se ha consolidado como “un modelo de identidad sociocultural”, un legado emocional que trasciende las fronteras del país europeo y un “sistema unificador que transforma el tiempo compartido en la mesa en una herramienta para expresar sentimientos, construir diálogos o compartir ideas”. Este reconocimiento no ensalza solamente las icónicas recetas italianas, populares en todo el mundo, sino también su profunda conexión con la historia, la identidad y el modo de vida del país transalpino.
Italia añade así un nuevo orgullo cultural a su imaginario de excelencias y saca músculo recordando que su rica tradición gastronómica se transmite de generación en generación y que su cocina no solo se come, sino que también se vive. “La propuesta para entrar en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad no se refiere a un solo plato o receta, sino a un modelo cultural compartido, compuesto por experiencias comunitarias, elección consciente de las materias primas, convivencia en la mesa, transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones y respeto por las temporadas de los productos y los territorios”, señalan en un informe los ministerios de Cultura y de Agricultura y Soberanía alimentaria italianos, que presentaron la candidatura de Italia ante la Unesco en 2023, con el apoyo de un grupo de expertos y estudiosos de cocina italiana. “La cocina italiana es mucho más que un conjunto de recetas: es un ritual cotidiano que nos acompaña desde siempre y que, cada día, nos define. Es una tradición en continuo movimiento, que se transforma, se adapta y se enriquece gracias a las infinitas influencias locales que la atraviesan. Es precisamente esta vitalidad, esta capacidad de evolucionar sin perder su esencia, lo que nos llevó a proponer la cocina italiana como Patrimonio de la Unesco”, ha señalado el ministro italiano de Agricultura, Francesco Lollobrigida.

Los promotores resaltan también el valor sentimental que tiene la gastronomía para los italianos: “La cocina italiana es la ‘cocina de los afectos’: transmite recuerdos, cuidados, relaciones e identidad, contando historias de familias y comunidades a través de la comida. Refleja el vínculo entre los paisajes naturales y las comunidades, encarnando la memoria, la vida cotidiana y la cultura de los territorios”. Atendiendo al expediente presentado por Roma, esta tradición ha sabido revalorizar sus orígenes de “cocina pobre”, caracterizada históricamente por las recetas de aprovechamiento y la sostenibilidad.
La Unesco ha reconocido también la gran diversidad regional del país. El catálogo italiano abarca desde los risotti típicos del norte o el prosciutto de Emilia Romagna, hasta las carnes y las pastas rellenas como los tortellini, pasando por los distintos tipos de pasta con las múltiples salsas propias de cada región, conformando un mosaico culinario heterogéneo.
Italia está celebrando con orgullo el reconocimiento de su cocina. Desde el Gobierno hasta los grandes maestros de los fogones, el país entero ha recibido la noticia con entusiasmo. Chefs, gastrónomos y figuras insignes de la cultura han subrayado que este logro no pertenece solo a los profesionales, sino a cada familia italiana que ha mantenido vivas sus tradiciones culinarias. La primera ministra, Giorgia Meloni, festejó la noticia a través de un mensaje grabado en el que calificó la decisión como “un reconocimiento histórico que honra al pueblo italiano, que celebra nuestra identidad y que da a conocer nuestro estilo de vida”.

En pleno entusiasmo nacional, el reconocido chef Massimo Bottura, ha destacado el valor cultural, emocional y social que encierra la gastronomía italiana. “No es solo un conjunto de platos o recetas, sino un ritual de amor, un lenguaje hecho de gestos, aromas y sabores que mantienen unido a todo un país. Alrededor de una mesa puesta, Italia se reconoce a sí misma: allí se comparten sueños, se discute, se hacen las paces, se transmiten recuerdos. Para nosotros no se trata solo de alimentarse: se trata de cuidar a los familiares, a los amigos, a nuestros comensales en nuestros restaurantes. La cocina italiana es un patrimonio inmaterial vivo: construido día a día por millones de manos de agricultores, queseros, ganaderos, artesanos y cocineros”.
Más allá del valor simbólico, el reconocimiento podría tener un impacto concreto en el turismo y el empleo. Según algunas estimaciones de asociaciones del sector turístico y gastronómico, “el efecto sobre los flujos turísticos podría traducirse en un aumento de las presencias extranjeras de entre el 6% y el 8% en los dos primeros años, lo que supondría un total de unos 18 millones de presencias turísticas adicionales”. La asociación de emprendedores Confesercenti señala que “la restauración italiana ya es un atractivo insustituible para el turismo”. Según sus datos, en 2024, los visitantes extranjeros gastaron 12.080 millones de euros en restaurantes, bares y locales públicos, un 7,5% más que en 2023. Las previsiones van en aumento. A esto se añaden los viajes turísticos motivados por la enogastronomía, que ya generan hoy en día 9.000 millones de euros de gasto directo: una cifra que confirma el papel de la cocina italiana como un factor de peso a la hora de elegir el destino de vacaciones.

Italia no es ajena a este tipo de reconocimientos: en 2017, el arte de los pizzaioli que preparan las pizzas napolitanas fue declarado Patrimonio Inmaterial y en 2021 la Unesco reconoció también con esta distinción los saberes tradicionales ligados a la búsqueda y recolección de la trufa.
Con la incorporación de la cocina italiana en su conjunto, Italia alcanza un total de 21 expresiones culturales propias o compartidas reconocidas en las listas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. El país transalpino se afianza como uno de los grandes referentes mundiales en materia de patrimonio cultural.
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