De Tetuán a los mejores clubes del mundo: el viaje tecno del ‘dj’ español Héctor Oaks
El músico es residente en Bassiani, uno de los clubes de tecno más importantes del mundo, y ha pasado por festivales internacionales como Tomorrowland o Time Warp


Héctor Oaks (Madrid, 35 años) nació en el momento álgido de la Ruta del Bakalao en España y ahora su nombre es uno de los protagonistas de la nueva fiebre española y mundial por la electrónica y por el tecno. Este dj del barrio madrileño de Tetuán, que vivió durante 10 años en Berlín, ha vuelto a su ciudad natal y es residente en uno de los mejores clubes de electrónica del mundo, Bassiani, ubicado en la capital de Georgia, Tiflis.
Oaks tiene dos sellos a sus espaldas, OAKS y KAOS, y dos álbumes: As We Were Saying y Fuego universal. Empezó vendiendo entradas y repartiendo panfletos en la mítica sala madrileña Macumba y acabó volviendo ocho años después para ser el dj estrella de esa sesión. Sabe que para ganarse el respeto actual de la industria ha tenido que irse fuera.
Ahora, sus cierres en festivales míticos como Monegros o Aquasella son parte de la memoria colectiva digital o una consecuencia de algo que él llama “la teoría del éxtasis colectivo”. Esta conversación tuvo lugar momentos antes de que pinchara en una de las fiestas de tecno más importantes del mundo, Time Warp, un histórico evento alemán con sede también en Madrid por el que ya ha pasado siete veces: “El tecno es el folclore alemán. Nosotros tenemos flamenco, ellos tienen música tecno”.
Estudió un módulo de ingeniería de sonido en el instituto y a su llegada a la capital alemana trabajó como técnico de sonido: “Estuve básicamente tirando cables y cargando camiones un año”. Oaks, que no quiere desvelar el origen de su apellido artístico, se fue a Berlín a “estudiar a Berghain”, uno de los clubes más icónicos del mundo y estos días mucho más popular porque Rosalía ha titulado una canción de su nuevo disco con ese nombre. Asegura que iba a allí todos los domingos a escuchar durante 12 horas a los mejores djs y a aprender: “Dije: voy a ver todo lo que pueda, ir a todos los clubes y voy a conseguirlo, voy a intentar tocar en este club alguna vez”. Acompañado por un buen amigo, se pasaban horas en la pista comentando las mezclas; al poco tiempo logró su sueño.
Opina que si antes era vital ir a Berlín si querías dedicarte a pinchar, ahora ya no importa tanto. Eso sí, en la electrónica universal, Ibiza sigue siendo Ibiza, para Oaks un lugar tan importante como Berlín: “Pensaba que no lo era hasta que fui y me di cuenta de que la cultura rave es súper parecida. Incluso me parece más extremo que Berlín porque esa movida no para, te puedes ir de after todos los días y te encuentras a los mejores dj pinchando en una villa 12 horas. Los mejores clubes de España están allí”.
En una época donde se ha difuminado el concepto de dj y donde “todo el mundo tiene una playlist en Spotify”, asegura que se siente más dj que productor: “Vi a otros que me inspiraron, ser dj es como una especie de vehículo cultural contemporáneo accesible para mucha gente. Es fácil de comprender y no hace falta tener unos conocimientos técnicos muy altos para poder hacerlo. Es una manera muy fácil de expresarte”. Eso sí, Oaks quiere dejar claro que lograr el éxito en esta industria exige mucho trabajo: “Hay que trabajar duro durante mucho tiempo. Estás solo, ahora se ve el reconocimiento. He pinchado en Holanda, en Francia, en Polonia y en España eso llegó más tarde. Ahora la gente está más abierta aquí, busca traer a gente nueva, antes era muy jerárquico y venían los que venían. Ser español y conseguirlo era muy difícil. Antes todo lo que venía de fuera se consideraba mejor”.
Oaks cuenta que solo pincha con vinilos porque son objetos que le recuerdan a personas, a sitios y a momentos de su vida. “Antiguamente, para ser dj necesitabas una biblioteca musical, los platos y saber hacerlo. Hoy es más fácil aprender y está guay la democratización de la movida para que todo el mundo lo aprecie y lo entienda”. Para una actuación suele llevar unos sesenta discos —de los 8.000 que tiene—, una selección que hace sin pensar demasiado porque siente como si tuviese un receptor automático en la cabeza: “Los conoces bastante bien, no es como llevar un USB con toda la biblioteca. Están colocados por estilos, ritmos y energía”. Aunque asume las limitaciones técnicas, como no poder hacer loops (repeticiones), considera que también en esto reside la magia de los vinilos: “El tema se escucha de principio a fin y a veces corres riesgos, como que se salte la aguja, pero te da ese plus. En muchas formas de arte las limitaciones son las que crean la magia”.

El dj madrileño cree que estamos viviendo una especie de revival de la cultura rave que dejó huella en España con la Ruta del Bakalao: “Yo creo que la electrónica se está convirtiendo en una parte importante de la música popular. Sobre todo porque no es solo música, es una experiencia total. La gente se arregla para venir de manera diferente y hacen cosas que no hacen en otros sitios, se liberan y bailan diferente”. En este sentido resalta la importancia de la electrónica y del tecno para combatir la opresión, como es el caso del colectivo LGTBIQ, que siempre ha sentido muy involucrado con este género. Como ejemplo, pone la importancia de la existencia de Bassiani en un país como Georgia: “Hay menos libertad que la que hay aquí para ser quien quieras y eso hace de cada fiesta algo muy especial. La gente que vive allí experimenta la libertad absoluta cuando va a este club; no hay reglas, solo respetarse el uno al otro, todo el mundo puede ser quien quiera ser y nadie le va a juzgar. Da igual tu edad, tu estilo de ropa o lo que sea”.
Precisamente, en sus halagos a La Ruta quiere dejar claro que para él fue toda una inspiración: “Fue un movimiento cultural importantísimo que no tiene el reconocimiento que debería de tener internacionalmente”. Y admite haberla estudiado a conciencia: “La música que pinchaban los djs era absolutamente vanguardista para la época. Cuando los alemanes, holandeses o americanos escuchan esos temas flipan”.
El éxtasis colectivo
Oaks cree y trabaja a favor de la “teoría del éxtasis colectivo”, es decir, de conseguir que la gente entre en estado de éxtasis. Y ahí hablamos de sus momentos épicos en festivales como Monegros o Aquasella, dos referentes nacionales de la electrónica, en los que sus vídeos pinchando La línea de la vida han logrado millones de reproducciones en redes sociales y le han otorgado mucha visibilidad. Pero insiste: “Esto no se puede conseguir solo con un tema, es una sucesión de temas con los que juego. Usan sonidos que son reconocibles que están guardados en el disco duro colectivo de la gente. Aunque nunca hayan escuchado esa canción concreta, sienten como si la conocieran. Están puestos en el orden correcto, incrementando la energía para dar pie al éxtasis colectivo”.
Un ejemplo claro es el bum de su mezcla de La línea de la vida, la unión de dos temas que solo se puede escuchar en directo si Oaks lo pincha: “Yo escuchaba alguna sesión de Pastis antiguamente y sabía que él ponía este tema a capella con otros. No recuerdo el momento exacto en el que se me ocurrió, pero estaba pinchando y me vino la idea y vi que eso tenía un efecto especial”. En su caso, mezcla un remix de un tema original de los ochenta de Anne Clark, Poem without words, con el a capella de Julio Posadas de La línea de la vida: “A mí me da muchas veces por poner partes vocales de un sitio con melodías de otro para crear una canción”. Y en esas está, enfocándose hacia el tecno-pop, es decir, en grabar música tecno con cantantes. Uno de los últimos ejemplos es su tema con Alexxandra, el proyecto más tecno de Sandra Delaporte.
@hectoroaks A VECES QUEMA Y HACE QUE BAILE #ElectronicMusic #HectorOaks #DanceMusic #Aquasella #kaos #Techno #festival #fuego
♬ Originalton - Héctor Oaks
Time Warp
Time Warp España conquistó Madrid en su segunda edición reuniendo a más de 30.000 asistentes durante los días 10 y 11 de octubre en el Recinto Ferial de IFEMA. El universo sonoro del tecno en sus múltiples vertientes consiguió batir récords, especialmente en la jornada del sábado, que colgó el cartel de 'no hay billetes'. En la programación participaron algunos de los nombres más importantes del tecno de los últimos años y del presente como Charlotte de Witte, Richie Hawtin, Patrick Mason, Clara Cuvé o Deborah de Luca. El concepto Time Warp nació en 2004 en Alemania y durante su larga trayectoria ha conseguido conquistar un espacio propio como marca basada en el tecno y en una producción de alto nivel en la escena internacional, celebrando por todo lo alto su treinta aniversario.
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